martes, 18 de junio de 2013

Mi niña dentro, y yo fuera...

Así estábamos hace apenas una semana mi niña y yo, a las puertas (cerradassúpercerradas) del coche, ella dentro y yo fuera.

Creo que no encuentro ninguna palabra que defina de forma precisa cómo me sentí ese instante en que me acerco a la puerta del conductor, tiro del picaporte y aquello no abre de ninguna manera...

Y es que sí, hay un sistema que cierra automáticamente los seguros del coche cuando lo pones en marcha y lleva un rato encendido. ¿Y por qué estaba en marcha?, fácil, porque lo encendí yo desde los asientos de atrás, ¿y por qué hice eso...?, fácil también, porque había parado el coche en la puerta de la guarde para coger a la gordi a pleno sol, pero mínimo a doscientossss grados sin exagerar ni un sólo grado arriba, y cuando salí con ella y con todas mis buenas intenciones pensé... "mientras te voy acomodando en la silla, voy a encender el motor y el aire para no morir en el intento". A todo esto con la puerta del copiloto abierta of course!.

Y así fue como, sin comerlo ni beberlo, mi bebé se quedó encerrada en el coche, con su madre histérica, al borde del colapso y sudando unos mil litros por cada poro, fruto del calor sofocante que hacía, pero más aún del soponcio que estuvo a punto de darme.

Guardia civil, policía local, profesora, directora de la guardería, y hasta un señor de un taller, éramos todos uno como Fuenteovejuna, para sacar a mi bebé del coche (afortunadamente fresquito a 19 grados), mientras su madre que ya no podía más, suplicaba que rompieran de una vez por todas el cristal para poder abrazar y besar a su pequeñina! (que una es un poco atacada de la vida, pero que media hora son treinta laaaaargos minutos esperando y mirando desde fuera...).


- ¡Pero si está tranquila y fresquita! me decían todos.

- Antes de romper, vamos a agotar todas las alternativas, mientras ella esté bien... Si se pone a llorar rompemos enseguida!.


Y sí, parecía alucinada, y un poco asustada al final, pero estaba bien. Mi niña nos miraba a todos desde dentro, supongo que extrañada de ver tantas cabezas que la observaban pero que no la acompañaban.

Hija, qué valiente y paciente fuiste. Gracias por no llorar en ese momento, por no mostrar temor y enfado, porque creo que hubiese abierto ese cristal que nos separaba aunque fuese a porrazos de ese guardia civil, todo hay que decirlo tan amable y tranquilizador.

El señor del taller, véase angeldelaguardacaídodelcielo, desenfundando lo que a mi me pareció una espada de caballero andante y haciendo uso de una mini-cuña de madera, apalancó un poco la puerta y abrió con una rapidez pasmosa, justo un momento antes de que empezaras a llorar y protestar, ¡hombre ya, que ya está bien con la gracieta...!

Pos supuesto al contar la anécdota en familia, no faltó quien se acordase de cierto episodio de la serie "Modern family", graciosa donde las haya y en la que los amorosos Cameron y Mitchell vivieron una situación muy parecida.

Creo que sobra decir quién era yo en ese momento... ;-)


domingo, 9 de junio de 2013

Las necesidades afectivas de los niños - Carlos González

La charla más esperada por mi dentro del Ciclo de Conferencias "Conociendo a nuestros hijos" por fin llegó. Y no defraudó en absoluto.

Carlos González vino para hablarnos de las necesidades afectivas en los niños.

Como él mismo dijo en un momento determinado, el que más y el que menos de los que estábamos allí sabíamos lo que iba a decirnos. Sabíamos de antemano cuál es su postura, cuáles son las necesidades que para él son fundamentales en los más pequeños.

Textualemente y con mucha gracia nos decía: "No para qué han venido...", con la consiguiente risa del personal en la sala.

Lo cierto es que las personas interesadas en este ciclo de conferencias, las personas vinculadas a la Asociación Besos y Brazos, en su gran mayoría saben que este doctor no viene a contarnos que nuestros hijos necesitan aprender independencia, que si le coges mucho en brazos se acostumbrará y no querrá bajar al suelo nunca más, que hay que ser firmes y poner límites ya que sino se te subirán a la chepa...


¡A esta ya se le han subido sin remedio! (Imagen mostrada por Carlos González en la conferencia)

Pero no es sólo lo que cuenta. Es cómo lo cuenta, cómo la sencillez y el sentido común parecen llenar todas sus palabras. Y todo ello aderezado con ese toque de humor que le caracteriza y que convierte casi en un monólogo toda una conferencia seria y respetable, sobre algo tan importante como las necesidades afectivas de la infancia.

Nos enseñó con continuas y graciosas comparaciones al mundo animal, cómo la necesidad de apego y contacto físico, es una necesidad primaria más, como el comer o el dormir. Viene grabado en nuestros genes desde hace millones de años y por tanto, nuestros hijos no nos manipulan y chantajean si lloran para pedir brazos, lo hacen porque "es lo que tienen que hacer", y dejan de llorar cuando les cojemos, al igual que dejan de llorar si tienen hambre y les das comida.

Nos enseñó también con numerosos ejemplos, cómo en otras sociedades que desde Occidente llamamos primitivas despectivamente, los niños forman parte desde que nacen del engranaje de la sociedad. Comparten su día a día y sus tareas con los adultos y parecen encajar bastante bien.



En nuestra sociedad, a priori tan avanzada e industrializada, parece que los más pequeños no tienen cabida en nuestros quehaceres. Se transmite e inculca que lo más importante cuando tienes hijos, es que vuelvas cuanto antes a recuperar tu vida anterior, tu vida de pareja, tu carrera profesional, tu silueta de antes, tus amigos, tus salidas.Y si no es así, es que tu bebé te está absorviendo y os estáis creando una dependencia insana. Pero eso sí, a nadie en su sano juicio se le ocurriría recomendarte cuando te casas que vuelvas cuanto antes a recuperar tus hábitos y tu vida de soltería...

Las palabras de Carlos González, siempre invitan al sentido común, a lo sencillo, al disfrute de la maternidad sin prejuicios, y sobre todo con empatía hacia el bebé. Pensando con ojos de niño, poniéndonos por un momento en sus zapatos.

Sin duda, una gran conferencia, difícil de resumir y de contar. Lo mejor, ver el vídeo que seguro dentro de poco se podrá disfrutar en la red.

Me gustaría para terminar esta entrada, dejar aquí el vídeo que nos mostró como ejemplo de lo sencillo que puede llegar a ser calmar a nuestro hijo cuando parece estar despertándose y moviéndose en plena noche. ¿Para qué acudir a libros, manuales sobre sueño infantil, tablas, y quién sabe cuántos inventos más?... No hay palabras...

Más tierno imposible. Un gran y unánime "Ohhhhhhhh" en la sala ratificó a nuestro ponente lo fácil que es calmar a un bebé en medio del sueño y hacer que más de 100 personas digan "Ohhhhhhhhhh" a la vez.


viernes, 7 de junio de 2013

¡Mamá se va de concierto!

... Y qué más da, si son cosas de la edad... Pero no cosas de esta edad no, sino de esa otra edad, esa en que inocencia e ilusión se mezclaban en un cocktail dulce y explosivo a la vez, con las ganas de saber, de conocer, de experimentar...

...Que éramos unos niños en este jardín,
lloriqueando en las tardes de Abril,
sobre la hierba con la espalda cansada
y nuestros ideales muy lejos de aquí...

Sí, no hay duda, son ellos. ¡Modestia Aparte!, después de 25 años y con las mismas ganas, y unos pocos más de años, arrugas, canas e hijos, celebraban este aniversario con un gran concierto, lleno de amigos cuyas canciones han significado tanto durante una etapa de nuestras vidas... Una etapa que recuerdo con un cariño inmenso, y a la que me asomo a través de aquellos ojos llenos de inocencia que descubrían el mundo muchas veces a fuerza de palos, de lágrimas, de risas, de fracasos y por qué no decirlo, también de grandes éxitos.


No estaban sólos, les acompañaban en semejante evento: Danza Invisible, Melokos, Un pingüino en mi ascensor, Siniestro Total, Taxi... Y alguno más que me dejo seguro en el tintero...

Por dos horas, Mamá Burbujita fue de nuevo aquella niña que se hacía mujer siempre cantando al amor, hechizada por la luna que alumbraba aquellas noches de fiestas, risas, copas y amig@s.

¡Gracias amiga!. Gracias por tentarme a salir por una noche y regresar a aquellos días. Por tentarme a salir un jueves de casa y volver a saltar y bailar como antaño, al ritmo de los que nos eran tan Grandes en esa época... ¡Cómo me alegro de haber dicho SÍ! De haber dejado a un lado por un día el sueño, el cansancio, el trabajo y haber corrido a "la Disco" a revivir otros tiempos...


Gracias Papá Burbujita por cuidar también del bombón en mi ausencia, y darle la ración doble de mimos que reclamaba y hacer que no haga falta conseguir canguro!



Hoy hay resaca, y no es de alcohol...
Hoy hay resaca de voz, de espalda, de pies y también de nostalgia.
Pero eso sí, la sonrisa no se borra de mi cara, deseando ya ver a la venta ese disco-vídeo que dejará guardado para el recuerdo esta gran noche!.

lunes, 3 de junio de 2013

¡Nos vamos al Zoo!

En la guarde, organizaron una excursión al Zoo de Madrid. Los papás y mamás que pudiésemos y quisiésemos, estábamos invitados a asistir con los peques, y de paso echar una manita para cuidar a los niños que fuesen sin papá y mamá.

Ha sido una experiencia muy divertida. Cansada pero positiva.

Me ha servido para pasar un día con todos ellos, para ver más de cerca cómo se desenvuelven niños y educadoras conviviendo todo el día.

También me ha servido para saber que Paula, aunque disfrutó mucho, y le llamaban la atención muchas cosas, aún es pequeña para aprovechar tanto como yo creía, el contacto cercano con animales que no ves en tu día a día. En el delfinario y espectáculo de aves rapaces creo que hasta se aburrió (no me extraña, creo que no es para niños tan pequeñitos).

Ver los peces grandes, una tortuga enorme y hasta un tiburón, tan de cerca en el Aquarium (que yo también disfruté como una enana y que no conocía porque en mi última visita al zoo allá cuando yo era una niña todavía no existía), creo que por su carita, le impactó. Los elefantes haciendo una caca enorme, y ver a la mamá elefante con su cría casi recien nacida, también le hicieron mucha gracia.

En general, el balance es muy positivo, y me ha gustado compartir un día de cole con compañeros, profes y papás.

Cosas que me llamaron la atención. Darme cuenta que la mayoría de papás y mamás que iban, tienen bastante menos paciencia que las educadoras con sus propios hijos. La poca capacidad que tenemos a veces de ponernos en la piel del niño, que en un día como ese, van cansados, extrañan, tienen calor, o frío, hambre, sed, se aburren... y si como último recurso lloran, se encuentran con que encima les dicen que se están portando mal o que "si lloras y gritas te dejo aquí". En fin... un comentario muy desafortunado desde mi punto de vista.

Pero bueno, Paula se lo pasó en grande, todo el día compartiendo a mamá con su tiempo de cole, con su educadora y hasta con su amigonovio "Ariaaaa" con el que comparte más que risas, mimos y manitas... ¡Dignos de ver!.

Verla salir de la clase la primera de la fila en dirección al autobús, con todos sus compis agarraditos detrás, haciendo un tren de pitufitos, hasta me emocionó... Mi niña se hace mayor...

ESTO