lunes, 30 de diciembre de 2013

Adiós 2013!

Tal como vino, se va. Mucho más rápido de lo que me ha dado tiempo a procesar.

¿Será que ver crecer tan rápido a Paula influye en que la percepción del tiempo, los días y los meses, sea fugaz como la más rápida de las estrellas?. Quizá... Pero lo que es seguro es que no me ha dado tiempo ni a saborear este año, que pasa con más pena que gloria, pero con más amor si cabe que ningún otro.

Disfruto como nadie podría imaginar (verdadverdaderaqueesasí), de cada minuto al día que paso con mi hija, canto, juego, bailo y sobretodo nos reímos y besamos a todas horas. Me produce cierta gracia lo que me cuesta imaginar y pensar en cómo era la vida sin ella, sin que estuviera en nuestras vidas. Aprende a toda velocidad a todo. A hablar, a correr, a jugar, a demostrar sentimientos... Y yo la voy siguiendo a distancia y con la lengua fuera, porque la mayor parte del tiempo me quedo como una boba, maravillada al verla hacerse una niña mayor tan rápido.

Y a pesar de todo esto, si miro atrás este año, la imagen que más se hace patente en nuestras aceleradas vidas, es esa prisa, ese correr de los días, contemplándolos pasar uno tras otro, y a veces hasta deseando que así sea. ¿Para qué?... Pues no lo sé exactamente... Supongo que para que lleguen momentos que creemos mejores. Para que lleguen esas vacaciones, ese festivo, esa estación preferida, o cualquier otro acontecimiento.

Y ESO NO PUEDE SER. Rotundamente no. Eso tiene que  cambiar y es mi firme propósito para este nuevo año. Si algo me ha enseñado y reconfirmado mil veces este año, es que la vida pasa rápido, con lo bueno y con lo malo, que no hay mejor momento ni más bonito, que este  mismo. Y mientras estemos aquí, qué mejor que disfrutarlo a tope. Es más que tópico, pero cuántas veces lo olvidamos.

No puedo evitar enredarme a veces en pensamientos de cambio. No me gusta del todo ni todo lo que hay en mi día a día, y pienso mucho en ello últimamente. No es malo, me parece bueno y productivo hacerlo. Pero hay que dar pasos. Pasitos pequeños aunque sea, pero ir avanzando. Como nos enseñaba ese barrendero en el gran libro de "Momo", todo es mucho más fácil si la meta es sólo el siguiente paso, y no pensamos en todos los que nos queden por dar hasta lograr el objetivo final.

Mientras tanto, y sin parar de crecer y avanzar, sin dejar de soñar y de imaginar, ¡hay que vivir!. Vivir y ser felices, y hacer felices a los que queremos. Día a día, minuto a minuto. Porque si algo nos han enseñado los que nos han dejado en este 2013, es que el tiempo que estemos, hay que aprovecharlo precisamente para eso, para eso tan sencillo que hacemos tan complicado, ser felices y hacer felices, disfrutando de las pequeñas cosas, de las personas, de la naturaleza. Al final es lo que importa.

Miro a mi hija como duerme plácida a mi lado en este momento, sin pensar ni cuestionarse nada de años nuevos ni viejos, sin saber que mañana acabará uno para dar paso a otro más, sólo descansando después de un gran día lleno de emociones y de aprendizajes, de un gran día tanto como lo será mañana, y pasado y el otro. Para ella todos valen como "gran día". La miro y pienso que tienen taaaanto que enseñarnos de la vida y la felicidad estos peques.

Así que me gustaría acabar este 2013, con este pensamiento positivo para todos los días que tienen que venir. Como diría el gran maestro, mi admirado y sabio Sabinilla...

"Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así,
aprovecharlo o que pase de largo, depende en parte de ti...

... Hoy puede ser un gran día, imposible de recuperar,
un ejemplar único, no lo dejes espapar".

Pues eso, a disfrutar se ha dicho del festín!!

¡¡¡FELIZ 2014!!!

viernes, 13 de diciembre de 2013

El cumple, la nieve y la navidad...

Todavía con resaca del cumple cumpleañero, que como si de una boda gitana se tratase, se extendió desde el viernes hasta el domingo por la tarde, este fin de semana largo que hemos tenido, hemos hecho excursión al campo y a la nieve.

Al cumple no se le ha podido pedir más. La pequeñina se lo ha pasado en grande, su fiesta parece que le encantó. ¡No es para menos!, allí estaban sus amiguitos Pocoyó, Elly, Pajaroto... ¡y por supuesto Peppa Pig!, la súper tarta casera que con mucho trabajo y sobretodo mucho amor hicimos para ti Pauli, la familia, los regalos... y más y más regalos!. ¿Quizá demasiados?...











No voy a negar que me hace sentir abrumada, desbordada si cabe. No quiero decir con esto que no me gusten los regalos. Adoro que me regalen y sobretodo regalar, y cuando se trata de los niños, más todavía. Esas caritas de felicidad y asombro mientras tiran del papel de regalo para descubrir qué habrá allí dentro... no tiene precio. Y por supuesto que me encanta y comparto con la familia las ganas y la ilusión de regalar a la pequeñina de la casa, cuando es la homenajeada.

Pero es que no puedo evitar revolverme un poco cuando la veo rodeada de tantas cosas y tantos juguetes. Odio más que nada en el mundo la desigualdad social y la injusticia, que crece más que nunca en los últimos tiempos. Y me cuesta admitir y aceptar que mi hija tenga decenas de juguetes, cuando hay otros niños que no tienen ninguno, e incluso algunos que no tienen ni lo más básico. Lo siento, pero me cuesta. No es hipocresía, ni doble moral, es simplemente que me cuesta imaginarlo.

No quiero que piense que es lo normal. Que lo dé todo por hecho. Que tener y acumular juguetes, ropa, objetos, que tener la despensa llena es lo normal. Me gustaría que entienda que tener cosas implica sacrificio, y a veces no sólo económico sino de cosas mucho más importantes, como el tiempo, ese bien tan escaso y tan preciado.

Por eso intentaré ir renovando juguetes, que juegue y experimente con unos, mientras otros quedan para otros niños que los descubran de nuevo. Ir guardando y no tirando, ropa que ha quedado pequeña pero nueva, para otros niños que, cercanos o lejanos, la puedan y quieran usar. Un consumo responsable y no desmesurado es lo que me gustaría inculcarla. El valor que a veces tiene la austeridad.

Sé que es muy pequeña y que ahora le toca disfrutar con su inocencia de la ilusión de los regalos, de las fiestas, del compartir. Pero aún así, me gusta tener esto siempre muy presente para que no se nos vaya de las manos... Como siempre, el ejemplo es lo más poderoso en todo lo que aprenden.

Disfrutar de la naturaleza es gratis y a veces más divertido y enriquecedor que cualquier otra cosa, para cualquiera y sobretodo para los peques. Y como decía, el mini-puente hemos aprovechado bien el solecito y buen tiempo, y nos hemos escapado a ver y tocar la nieve, a tirarnos los mayores y pequeños en trineo, pero sin trineo (que no tenemos) por las cuestas y usando nuestro culete para tal efecto. Hemos paseaso por el bosque de Finlandia, sin ni tan siquiera coger un avión... Tan sólo llegando hasta Rascafría. Hemos pisado el hielo, cogido hojas del suelo, tocado el agua gélida del río Lozoya, y paseado y paseado hasta no poder más!.





Con la caminata y lo que apretaba el sol, el bosque de Finlandia no daba tregua y los abrigos hasta sobraban.









La imagen de la laguna congelada era sobrecogedora... Y la de algunos "insensatos" incluida nuestra sobri ;-), correteando y patinando por encima, ¡más todavía!.

Nuestra peque le pedía a su tata que se lanzase con ella al hielo!, como no la dejábamos, ella a cambio nos mostró su cara de enfado para la foto!...






 Desde el puente mirando el "Dío" (río), con su agua más que fría!, congelada incluso en algunas partes...










 Y ya por la tarde en la nieve, disfrutamos a lo grande!. Y los que más, ¡los mayores!, porque Paulita alucinaba un poco con esa cosita blanca blandita pero taaaaaan  fría!!!!!, que cuando papá la lanzaba hacia arriba y se le metió por el cuello, ¡menudo cabreo!.




Y ya calentitos en casa, hemos disfrutado también de la familia, abuelitos, bisabuelita, primos y tíos. Hemos puesto el súper árbol de Navidad, el belén de la peque, cuyos personajes pasan más tiempo rodando por el suelo que adorando al pobre niño, y adornado la casa con luces y Papá Noel.


Desde la guarde, están colaborando mucho en transmitirles toda la ilusión que tienen para ellos estas fechas. Hoy mismo salían al buzón de la esquina de la calle, todos agarraditos a echar cada uno su correspondiente carta, que la profe ayer les ayudó a transcribir. Paula pide un bebé. ¡Me la como a mi niña!. Los adora... No sabemos si está pidiendo uno de juguete o uno de verdad... je je...

Todo cobra un poco más de sentido con ellos, con los peques de la casa. Nosotros ya estamos preparados y dispuestos a disfrutar a lo grande estas fiestas. Poco nos queda además, y por si fuera poco, para iniciar las tan esperadas vacaciones de Navidad, que seguro van a saber a poco, pero que aprovecharemos y estiraremos al máximo para estar juntitos.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

miércoles, 4 de diciembre de 2013

viernes, 29 de noviembre de 2013

Feliz Cumpleaños Paula!

"De pronto te ví,
y pensé que nunca más,
iba a quererme despertar
lejos de ti...

... De pronto te ví,
y tú me miraste a mí,
cambiaste mi vida,
justo ahí, sólo porque te ví...

Estas son unas estrofas que yo cantaba en susurros a Paula desde que nació. Le gustaba y yo se las cantaba más, porque a veces hasta en susurros mientras se dormía, yo cantaba y ella esbozaba una ligera sonrisa que hacía que su padre y yo casi nos derritiésemos de amor. Después me enteré que esa canción la escribió David Summers cuando nació su hijo.

Hace ya dos años mi amor, que llegaste a mi vida para cambiarlo todo. Para cambiarme y darme la vuelta como un calcetín, para hacer que me levante cada día  pensando en ser mejor y mejor, y para hacer de mi mundo un lugar de plena felicidad. Cada día cuando salgo del trabajo y voy a buscarte a la guardería, según me voy acercando, no sé cómo es posible pero todavía me bajo del coche y siento una especie de nerviosismo o cosquilleo pensando en que ya te voy a ver de nuevo.

Tú mientras tanto, creces rápido y sin parar, cada día y hasta cada hora eres un poquito más mayor. Me encanta verte feliz y contenta, convirtiéndote en la personita independiente y autónoma en la que te estás convirtiendo; esa que ve a mamá entrar por la puerta de clase y una vez sabe que ya he llegado, que no me iré; sale corriendo disparada hacia los juguetes y los bebés para mostrarme lo bien que lo pasa.

Mentiría si dijese que no me asusta... Me da pánico. ¡Y yo decía antes que era miedosa!. He tenido que convertirme en madre para conocer el verdadero miedo!!. El miedo comenzó cuando por fin logramos el ansiado embarazo, y temía más que a nada en el mundo que algo pudiese ir mal. Después al nacer, que estuvieses bien. Las primeras fiebres, los primeros mocos, la guarde, los llantos, los dientes, la bronquiolitis, el sueño... Y con cada paso que has ido dando me surgen nuevos miedos, a cuál más grande. Miedos de los buenos al fin y al cabo, de los que te hacen reflexionar, pensar y mejorar.

Pero el mayor miedo que puedo tener, sin ninguna duda mi amor, es a que puedas no ser feliz. Papá y yo hacemos y haremos todo lo que esté en nuestra mano para que crezcas como una persona libre, con unos principios bien forjados, que lleves por bandera valores como el respeto y la empatía, y espero que el resto venga de la mano.

Con tus dos añitos, ya sabes detectar, gestionar y expresar muchas de tus necesidades. Repites todo lo que oyes, aunque no todo el mundo te entienda... ¡En eso sigo siendo la número uno!.

Te encantan los "yoyos" (gorros).
Ahora pides tu "ita" (tetita) cada vez que tienes ganas.
Cuando no quieres que te coja o que te vista o que te toque, dices "ita mamaaaaaá" (quita mamá).
Sabes los nombres de todos los amigos del cole (mane, eto, asie, isan, ina, ofi, arián, palo...). Y el tuyo ¡por supuesto!, ¡Pala!
Te pones los patos (zapatos), el palón (pantalón) y la eta (camiseta).
Juegas con la ina (plastilina), con tu inseparable keka, y con los bebés, a los que cuidas como una verdadera madre y a mí se me cae la baba mirando como lo haces.
Te pones al abigo (abrigo) tú solita como te han enseñado en el cole, poniéndolo en el suelo boca arriba, y metiendo los brazos por las mangas levantándolo y quedando así colocado en un plis plas.
Das unos besos que derriten hasta el hielo, abrazos fuertes y saltas levantando una sóla pierna y golpeándola contra el suelo porque aún no sabes hacerlo con las dos, mientras repites "aco, aco, aco..." (charco, charco, charco...).

Te veo feliz y con eso me vale. Cada noche me acuesto a tu lado, te escucho respirar tranquila, descansando y feliz. Y me voy durmiendo mientras oigo tu respiración pausada que me dice que todo está bien, que tú estás bien. Y entonces pienso en la gran suerte que tengo de teneros a mi lado mis amores. Papá y tú. Tú y papá. Sólo quiero que los dos seáis felices y sanos, el resto vendrá sólo.


¡¡FELIZ SEGUNDO CUMPLEAÑOS MI CIELO!!




jueves, 28 de noviembre de 2013

Un manto blanco

Hoy nos hemos despertado rodeados de nieve. Nosotros no, of course, la calle...




Estaba todo precioso. Paula nunca había visto y tocado la nieve antes. Y no es que hoy la haya tocado mucho, porque los primeros contactos no han sido muy amistosos. Estaba muy emocionada viéndolo todo cubierto con esa capa blanca, pero ya tocarlo era otra cuestión... Las novedades a mi peque poco a poco... Ella investiga a su ritmo y despacito, va cogiendo confianza con lo desconocido lentamente y con precaución, como le pasó en la playa :-). Papá le ha puesto una bola de nieve en la cabeza de su muñeca y casi le da algo... ¡No, no, noooo!, decía; pero eso sí, tampoco se la quitaba, ja ja ja!. Papá y yo nos tirábamos bolas de nieve disfrutando como dos auténticos niños (como dos niños que no sean Paula ;-)... Era una nieve de la que me gusta, de la que no se ha hecho hielo y está blandita y manejable. Una pena que haya sido un día laborable y la diversión haya durado poco.

El camino al trabajo ha sido mucho más ameno y gratificante. Estaba todo el campo con su manto blanco y de fondo las montañas blanquitas.



Soy un alma caliente y que revive con el sol, pero es imposible no disfrutar con la estampa de hoy, todo lleno de nieve... Te llena de paz y emoción.

Definitivamente ¡ya es Navidad!.



jueves, 14 de noviembre de 2013

La vida social

Supongo que a esto se refería mucha gente cuando me decían que es muy bueno que vayan a la guardería porque allí aprenden a socializar...

Yo nunca he entendido ni compartido mucho estas afirmaciones la verdad. Pero ahora todo lo veo tan claro... ¡Mañana nos vamos de cumpleaños!. Sí, sí... Paula está invitada al cumpleaños de su compi, que ya elevamos a la categoría de amigo Arián (je je ;-). En fin, que dentro de poco, creo que tendrá más agenda que su madre, que siendo sinceras, poco tiene que correr ya para eso...

La realidad es que la familia al completo estamos invitados a la fiesta. Son niños muy pequeños todavía para asistir a un cumple y quedar allí sólos a cargo de los papás del homenajeado; y por tanto allí estaremos los tres, dispuestos a socializar como nunca, pues creo que nos hace más falta a nosotros que a la chiquitina, que ya conoce de sobra a sus compis, pero nosotros los papás, tenemos que entablar amistades, relaciones, conocer y poner caras a un montón de papis y mamis que no conocemos, los que intuyo serán nuestros compañeros de batallas, de historias, de compra de regalos, de esperas a la puerta del colegio, o en la sala del pediatra, de acompañamiento en los caminos de idas y venidas al cole, y por qué no, de algunos o muchos favores que podemos tener que pedirnos, en los próximos años de escolarización.

Vivimos en una localidad relativamente pequeña, en la que voy intuyendo que el vecindario en mayor o menor medida se conoce, y las mamás y papás compartimos muchos espacios, muchos lugares en los que se van formando lazos más, o menos fuertes. Nosotros estamos comenzando, pero como digo, quedan años por delante, muchos y espero que bienavenidos.

Yo soy más de pensar que con 2 años, "¡ande vamos invitándonos a fiestas y creando agenda!". Aún ni siquiera entablan relaciones de afecto y de lo que podríamos llamar amistad entre ellos. A diario conviven juntos pero cuando les observas desde la distancia, sin intervenir y sin hacer ruido, más se ven situaciones de rivalidad que de cariño, se respetan pero aún no son amigos, se divierten pero aún más por su cuenta que juntos. Sobretodo los más chiquititos como es el caso de Paula. Será a partir de los 3 ó 4 años cuando comienzan a surgir sus primeras relaciones de lo que podríamos llamar amistad entre iguales.

Pero a pesar de todo, a pesar de que todavía no me siento tan cerca, de que no comparto muchas ideas y opiniones sobre educación de las pocas que oigo y observo, a pesar de todo eso, y por todas las razones que ya comentaba más arriba, iremos a la fiesta y participaremos de un súper regalo común que le vamos a hacer entre tod@s (gracias whatsapp por estos momentos que nos das para poder poner de acuerdo a más de 20 personas que apenas se conocen).

Por el esfuerzo de una mamá que ha preparado una súper fiesta a su pequeño con segurísimo enorme ilusión y ganas de que disfrute con sus compañeritos, por comenzar unos vínculos que pese a mi escepticismo pueden hacerse fuertes, porque creo firmemente en la importancia de compartir momentos con otras mamás y papás de la comunidad en la que tus hijos viven a diario, a pesar de que a veces te sientas lejos y pienses que la conexión va a ser difícil. Seguro que lo pasaremos genial y los más peques mucho mejor, que al final es lo que importa.


viernes, 1 de noviembre de 2013

El Sombrero Lila

A los 3 años: Se mira en el espejo y ve una reina.


A los 8: Se mira y ve a Cenicienta.

A los 15: Se mira y ve una hermanastra fea (de Cenicienta) "¡Mamá, no puedo ir a la escuela con este aspecto!"

A los 20: Se mira y se ve "demasiado gorda, demasiado delgada, demasiado baja, demasiado alta, cabello demasiado rizado, demasiado liso", pero decide que va a salir de todas formas.

A los 30: Se mira y se ve "demasiado gorda, demasiado delgada, demasiado baja, demasiado alta, cabello demasiado rizado, demasiado liso", pero decide que no tiene tiempo para arreglarlo y va a salir de todas formas.

A los 40: Se mira y ve "demasiado gorda, demasiado delgada, demasiado baja, demasiado alta, cabello demasiado rizado, demasiado liso", pero dice "por lo menos estoy 'limpia", y sale de todas formas.

A los 50: Se mira y ve "yo soy" y va por donde quiere ir.

A los 60: Se mira y se acuerda de todas las personas que ya no se pueden ver en el espejo. Sale y conquista el mundo.

A los 70: Se mira y ve sabiduría, risas y capacidad. Sale y disfruta de la vida.

A los 80: Ni se preocupa en mirar. Simplemente se pone un sombrero lila y sale a divertirse con el mundo.

El sombrero lila. Qué gracia... Hace poco volví a cruzárme con estas palabras y los recuerdos vinieron sólos... Una buena amiga de entonces (entonces era cuando teníamos pocos años y mucha ilusión y ganas de reir por todo), que las circunstancias hicieron que ya no lo sea, nos enseñó un buen día esta pequeña historieta que a todas nos encantó; y a menudo cuando nos encontrábamos "bajitas" de moral y demasiado flacas, o demasiado altas, o demasiado gordas, o demasiado lo que narices sea que nos encontráramos, nos repetíamos las unas a las otras "¡Me pongo el sombrero lila y salgo a comerme el mundo!". Y por lo menos ese día, sí que nos poníamos ese sombrero lila e imaginario que tanta gracia nos hacía...

Qué recuerdos tan bonitos. Casi siempre en nuestro frenético día a día, el pobre sombrero lila queda olvidado y relegado en lo más hondo del armario y olvidamos con él, simplemente disfrutar con lo que hay.

Espero Paula, que desde ahora y siempre, ¡te pongas el sombrero lila! cada día de tu vida y disfrutes y te rías siempre, muestre lo que muestre el espejo.

sábado, 19 de octubre de 2013

Palabritas

Es algo que llevo tiempo queriendo hacer, que me parece necesario, bonito, que es parte del objetivo de todo este sitio. Lo he visto además últimamente en varios blogs amigos y me ha recordado que merece la pena de vez en cuando enumerar, para que no queden algún día en el olvido, esas primeras palabras de lengüita de trapo que tienes, que poco a poco se van convirtiendo en una larga lista, esas pequeñas hazañas, anécdotas, y un montón de cosas que papá y yo sabemos de antemano que harás o dirás por poco tiempo, y que con los años corren el riesgo de pasar al baúl de los recuerdos, ese que no se abre nunca y que no hace honor a su nombre, porque de ahí no se recuerda ni un ápice. Pero queremos recordarlas por tooooda la vida.

Y es que Paula está taaaaan graciosa en estos momentos iniciándose en el maravilloso mundo del lenguaje verbal... que me encantaría poder recordar todos estos momentos con el paso de los años y poder compartirlos con ella misma, que seguro que se partirá de risa, igual que ahora lo hacemos nosotros, con todas sus ocurrencias. He aquí algunos ejemplos de su ampliado vocabulario últimamente:

- Pala: Paula, pero también puede ser pala (de las de la playa).
- A tá: ¿dónde está?, aunque también puede significar No está.
- Aauyio: Dinosaurio (esta es una de mis preferidas).
- Poyó: Pocoyó.
- Papí: Pepa Pig.
- Amara: Tamara (su educadora en la guarde).
- Papén: Papel.
- Cacón: Caracol.
- Ela: Abuela (esta ha sido uno de sus últimos regalos para nuestros oídos...).
- Mamé: Mayte (su prima del alma).
- Peta: Puerta.
- Lalo: Regalo.
- Bau bau: Perrito.
- Pate: Elefante.
- Tate: Chocolate.
- Tita: Esta sirve para chicha (o sea carne) y también para tetita. Mmmm...
- Tito: Osito, pajarito, conejito, pollito... y algún animalito más que me dejaré seguro en el tintero y que califica de la misma forma. Y ahora, a ver quién es el guapo que adivina a cuál se está refiriendo!!
- Tetín: Calcetín.
- Aba: Agua.
- Bú: Yogurt.
- A babá...: A guardar.
- Bubá: Jugar.
- Pato: Zapato.
- Paque: Parque.
- Papón: Tapón.
- Queca: Muñeca.
- Mamén: También.
- Mana: Manzana.
- Lilo: Cocodrilo.

Y es que ya lo imita todo (palabras y gestos) y lo intenta repetir todo. Algunas cosas le salen y otras no tanto. Se ríe, se divierte, se frustra, se enfada. Se enfada mucho últimamente. Sé que es la edad, que está empezando a ser cada vez más independiente y autónoma y en estos momentos le es entre complicado e imposible manejar y gestionar todas esas emociones que está empezando a sentir y descubrir, y sobre todo esa frustración cuando quiere hacer cosas que no puede o que todavía no le salen, pero a veces no puedo evitar frustrarme yo también al ver lo mal que lo pasa con sus propias limitaciones.

Hoy he estado jugando con ella cogiendo una cajita que le compramos hace poco con motivo de halloween, en forma de vampiro, que está llena de chocolatinas. Yo cogía al vampiro y le miraba fijamente mientras repetía "vampirito, vampirito, ¿le das una chocolatina a Paula?", y después me ponía al vampiro delante de la boca y decía con voz grave: "sííííííííííí". Se partía. Pero lo que me ha dejado alucinada y me ha hecho casi morir de risa, ha sido que al cabo de una hora o dos, cuando nos íbamos a la cama, ha visto al vampiro y ha empezado a pedirme "tate" mientras yo le decía que ya era un poco tarde para más chocolate. Y ni corta ni perezosa, ha cogido el muñequito y le ha mirado mientras decía: "¿Tate, Pala?, y poniéndoselo delante de la boca, exactamente como yo había hecho momentos antes, se ha respondido a ella misma: "SÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ".

No podía parar de reirme y de darle besos, (y por supuesto otra chocolatina...).

Prometo continuar con esta serie de capítulos iniciada hoy.
Por ti y para ti mi princesa.


miércoles, 16 de octubre de 2013

viernes, 11 de octubre de 2013

Arrepentida

Nunca he sido yo muy de arrepentirme de nada en la vida, ni siquiera de las cosas que sé que he hecho mal, pero mal mal... y que no volvería a hacer jamás. Soy más de pensar que quizá lo pasado, haya pasado por algo, que quizá de algún modo (recóndito e insospechado a veces...) haya servido de aprendizaje, de lección de vida, de esas que en el momento te dejan hecha unos zorros y te quieres morir, pero que con el tiempo relativizas y siempre le sacas hasta la moraleja. De alguna forma, son cosas que te van haciendo a ti misma. Como digo, no me arrepiento de las cosas que hice, incluso de las que no estoy orgullosa, porque todas y cada una de ellas forman parte de lo que soy ahora. Y la persona en la que me he convertido, sí que me gusta, con todos los defectos y todas las virtudes, con todos los matices, y con todas las experiencias que cuelgan en la mochila, las buenas y las malas, pero aún así me gusta. Esto ha costado, y son años de trabajo y de mucha introspección, pero ahora creo que sí lo puedo decir.

Y en cualguier caso, y a toro pasado, ya para qué te vas a arrepentir. Mejor mirarlo con la gracia que le aportan los años y la experiencia a ciertos acontecimientos pasados.

Pero sí que hay una cosa, de la que me arrepiento mucho... Todo lo que es posible que alguien se arrepienta de algo. Y es haber dejado la maternidad para tan tarde. No es quizá una cuertión que dependa sólo de una... pero aún así, tengo que decir, que desde el minuto 1, en el que me convertí en madre, supe que esto era lo que había estado esperando tanto tiempo (y no sólo por el tiempo que tardó en llegar desde que lo decidimos), también por el tiempo que tardamos en decidirlo. La vida se te da la vuelta como un calcetín y lo que antes era negro, ahora es blanco como la leche, y viceversa. Ahora sé, que esta sensación que tengo al mirar a Paula, al reir con Paula, al compartir momentos en familia, observar cómo aprende, cómo crece, cómo vive, como a su padre y a mí se nos queda cara de lelos mirándola... es lo más cercano que he estado jamás de la felicidad más pura y absoluta. Que mi papel de madre en la vida, es el que hace que casi todo lo que antes no encontraba un significado, ahora lo encuentre a la perfección. Me siento agusto en este papel, siento como si fuese el que estaba destinado para mí, y en el que me desenvuelvo a la perfección, sin haberme ni siquiera mirado el guión.


Ahora las circunstancias se dan todas la mano con Murphy, y hacen que sea entre complicado e imposible pensar en formar la familia que mi cuerpo, mi mente y hasta mi alma soñaban y sueñan con formar. Y detrás de estos pensamientos, viene la culpabilidad. Culpabilidad por sentir lo que siento, por desear algo más de lo que ya tengo, que ya de por sí es tan maravilloso que el simple hecho de pensar en otra cosa te hace sentir egoista. Pero ni todo el sentimiento de culpabilidad del mundo, ni toda la certeza de saber que sería multimillonaria, si la riqueza se midiese en kilos de cariño y felicidad, me puede apartar de ese sentimiento. Ese regusto amargo por pensar que hice mal, que quizá, y digo sólo quizá, si no hubiese retrasado tanto el momento de ser mamá, hubiesen sido las cosas de otra manera un poco más parecida a lo que mi cabecita sueña.

viernes, 4 de octubre de 2013

Por favor y Gracias

Hace no mucho, me llegó a través de facebook un escrito sobre lo mal educados que están en la actualidad nuestros niños. También decía algo así como que los que tenemos de 30 para arriba, somos la generación del "por favor" y el "gracias", que somos muy educados y que eso ahora al parecer ya no existe...

Mención aparte merece otra imagen que también me llegó por facebook (recordemos siempre que las redes sociales difunden todo, lo bueno, lo malo y lo regular) en la que aparecen dos fotografías, y dice así: "con más de esto...": Y un adulto sentado con un niño sobre sus rodillas al que está dando unos azotes, "habría menos de esto": y debajo una foto de una panda de chavales con aspecto así como un poco macarrilla.

Lamentable, la verdad. Pero más lamentable aún que tuviese algo así como sopotecientosmil "me gustas"... ¿De verdad tanta gente piensa eso...?. Me cuesta tanto creerlo.

Yo con estas cosas, la verdad es que alucino un poco y me enciendo más todavía. Entre otras cosas, porque asisto cada día, y cuando digo cada día, no estoy exagerando, es que asisto cada día, unas cuantas veces, a escenas en las que se falta el respeto descaradamente a los niños con gritos, insultos, amenazas, chantajes y hasta collejas u otras cosas peores. El otro día sin ir más lejos, en la sala de espera del médico (otorrino), una niña de unos 4 años, lloraba porque tenía que entrar a realizarse no sé qué prueba en la que le tenían que meter una sondita por la nariz. Yo sólo de pensarlo me pongo amarilla, pero como soy una adulta hecha y derecha, que no muy valiente pero sí con la mínima capacidad de razonar que algunas de las perrerías que me han de hacer pueden ser por mi bien, entonces aguanto mi miedo y lágrimas en ocasiones; pero esta pobre niña, estaba siendo víctima de toda serie de amenazas, chantajes y hasta insultos, por no querer entrar voluntariamente y airosa ella, a que un extraño le metiese un aparato por la nariz. ¿Pero cómo se puede tener tan poca empatía ¡por el amor de dos!?.¿Es que ninguno de los tres adultos que acompañaban a la pequeña, es capaz  de ponerse por un segundo en su lugar, y sentir el miedo y el rechazo que le puede causar semejante situación...?.

Como decía, a diario (insisto, sí, a diario) veo todo tipo de faltas de respeto en cualquier parte y a todas horas. ¿Acaso a los niños se les pide que hagan las cosas por favor, y después se les da las gracias?. Esto debería ser un verdadero motivo de reflexión para muchos.

Yo creo que no, y lo que observo me da la razón. Yo creo que la mayoría de las veces y la mayoría de los adultos, ordenan cosas a los niños, sin ningún por favor y sin ningún gracias si es que obedecen y lo hacen. Y yo me pregunto, ¿por qué queremos niños obedientes?, ¿por qué la obediencia y sumisión está considerada, de manera casi universal, una virtud entre los niños?. ¿De verdad en el futuro será una caracterítica que nos gustará que tengan nuestros hijos en el trabajo, con los amigos, con la pareja...?. ¿Por qué entonces queremos que lo aprendan desde pequeños?. No lo entiendo. Supongo que las razones apuntan a que es más fácil tener a una persona a tu cuidado que te obedece sin rechistar ni cuestionar órdenes; que enseñar a una persona a razonar y a pensar por sí mismo qué es lo mejor o peor en cada momento, a tomar decisiones, a colaborar en el bienestar familiar, a cuidar de sí mismo, a respetarse y respetar a los demás.


Lo de la obediencia da para mucho, y merece ser tratado en otro momento. Yo, por mi parte, lo digo bien alto e incluso aquí lo dejo por escrito, NO QUIERO QUE MI HIJA SEA OBEDIENTE. Ni conmigo, ni por supuesto con nadie. Las órdenes vamos a dejarlas para el ejército, que allí parece que les gustan más. Mejor, hija mía, desde aquí te digo, puedes tener siempre plena confianza en mí. Yo intentaré velar por tu bienestar mientras pueda. Pero sobre todo, ten confianza en ti misma, puedes llegar a lograr todo lo que te propongas. Cuenta conmigo y con papá para lo que quieras, y si decides hacernos caso en lo que te aconsejemos o propongamos, que sea convencida de que lo que haces es lo mejor, nosotros intentaremos no darte órdenes, y espero que las únicas normas y leyes que rijan tu vida sean siempre el respeto, por ti y por los que te rodean. Así estás siendo educada y así espero que siga siendo.

Es muy difícil, se podría pensar, según desde el prisma que se mire. Debería ser bastante sencillo si nos esforzamos un poco más en conocer las necesidades físicas y emocionales del que tenemos enfrente. Y no sólo sus necesidades, sino también sus capacidades, que a veces es incluso más importante. Si logramos observar y conocer eso, resultará tarea sencilla. Sin ir más lejos, en el ejemplo de la niña en el médico, ¿de verdad alguien puede creer que un niño con 4 años puede ser capaz de entender y razonar que a pesar del miedo y reparo que dá, el que un extraño te meta algo por la nariz, quizá sea mejor que lo haga para saber lo que nos pasa y poder curarnos si hay algo que no funciona bien en nuestras narices?. Desde luego, el que piense que sí, no se ha parado mucho a reflexionar o investigar sobre lo que piensa y siente un niño.

Evidentemente y por desgracia, hay cosas que tienen que hacer sí o sí, no siempre por su propia voluntad. Y cosas que no podrán hacer, aunque su voluntad así lo desee. Su integridad física, la de los que le rodeen, y emocional por encima de todo. Hay mil maneras de hacerlo y de canalizar emociones, cada cual que elija las suyas.

Sólo creo, que si respetamos, obtendremos lo mismo, que si educamos con amor, aprenderán a darlo. Los padres, la familia y educadores somos sus primeros ejemplos.
Así que si queremos que las palabras "por favor" y "gracias" estén entre su vocabulario habitual, empleémoslas habitualmente con ellos. Si queremos que hagan algo, pidámoslo por favor, y si no quiere, no le apetece o no puede hacerlo en ese momento, respetémoslo y si da la casualidad que lo hace: "muchas gracias".


Redecorando... Esto engancha!

Se nos va el veranito, y parece como si antes de que empiecen a caer las primeras hojas, entrasen unas ganas locas de hacer limpieza, vaciar armarios, cambiar ropa usada y pequeña, por otra más nueva o al menos más grande. Todo bien limpio y preparado para la llegada del frío...

El caso es que la baby-room (como comenzó llamándose), y que ya comenzamos a cambiar en el verano, ahora es un espacio precioso adaptado para la pequeñina, con todo a su alcance y a su medida y con todas las cosas que más le gustan. Aquí disfruta y nunca quiere salir, colorea en su mesita, pinta en la pizarra, salta y duerme en sus colchones (también en la alfombra), hace torres con piezas, se peina y mira al espejo, pasa largos ratos sacando y probándose zapatos, monta en su burrito con ruedas... Todo está a su alcance, no hay ningún peligro, todo bien pensado para ella.

Todo comenzó cuando empecé a leer y a profundizar más allá de las cuatro ideas que tenía, sobre el enfoque Montessori. He disfrutado a lo grande creando su nueva habitación. Mientras íbamos cambiando todo, yo estaba lee que te lee "Jugar y Aprender con el método Montessori", qué interesante y qué de ideas, qué de actividades para ponerlo en práctica en casa, en definitiva para un aprendizaje un poco menos guiado, más libre y más pensado para ellos, los pequeños de la casa.

Es importante que sientan su hogar como un espacio en el que ellos también tienen cabida, que las estancias también son para ellos. ¿Podríamos vivir cómodamente un día entero caminando de rodillas por casa?... Así es como los niños lo ven. Al igual que en las escuelas, es importante que intentemos adaptar ciertas cosas para que les sea más fácil y funcional. Algunas veces y en determinados casos nos es muy complicado, tal y como tenemos estructuradas nuestra vida y nuestras casas, pero no lo es tanto por ejemplo, en sus habitaciones.

Nosotros hemos tomado muchas ideas que nos parecieron divertidas y muy coherentes para un espacio infantil.





- Hemos colocado el colchón de una camita de 90 cm. que teníamos para cuando Paula se hiciese mayor, y el colchón de su cuna (esa que nunca usó) haciendo una gran "L" en el suelo, con muchos peluches que le han ido regalando y que le encantan y varios cojines por encima. En medio una alfombra que aislará un poco del frío y que le permitirá saltar entre los colchones y en el suelo con menos riesgo.

- Hemos colocado en una de las paredes una súper pizarra grande y a su altura, para que deje volar su imaginación pintando y borrando a su antojo. Esto les permite la libre expresión y el ensayo y práctica cuando empiezan a escribir.



- Le hemos redecorado una mesita de su tamaño con tres sillitas mini de las que se levanta y se sienta con soltura y sin problemas. Aquí dibuja y colorea que da gusto... Es de las cosas que más le gustan.



- En sus muebles y armarios, casi todo está a su alcance y ella da buena cuenta de ello... porque se lo pasa en grande sacando por ejemplo zapatos y calcetines y ¡prueba que te prueba!. Los cuatro cajones que el mueble tiene un poco más altos, y que por el momento nos parece que pueden tener más riesgo los hemos asegurado.

- Hemos colocado en las estanterías a su altura, varias cajas con sus juguetes preferidos para que le sea mucho más sencillo tanto sacar como recoger. En una bandeja tiene sus pinturas y tizas, siempre muy a mano.


- Algunos marcos con imágenes de animalitos y con colores, a su altura para que pueda mirarlos y disfrutarlos. Ahora ya los señala y los nombra.

- No podía faltar un espejo, colocado a su justa medida y con espacios suficientes para sus peines, algunas diademas y pinzas para el pelo. Una dulzura cuando se mira, se peina y se pone su diadema, y todo ella solita.



- Una papelera, decorada y forrada por mamá, llena de bailarinas donde ella ya tira sus pañuelos usados o las cosas que encuentra por el suelo y no sirven.

- Junto a los colchones, y para que los tenga siempre a mano, hemos puesto una cesta de mimbre con un montón de libros que le encantan. Algunos son sólo de imágenes y otros que comparte con nosotros mientras le leemos y ella mira las ilustraciones que ya va nombrando. ¡Le encantan los libros! ¡y a mí que le encanten!. En el salón también hemos dejado un par de estanterías de las de abajo, que están a su altura para que tenga más libros y muñecos, ya que también aquí pasa muchos ratos.

- Una foto del cole con su profe y todos los compañeros cuelga también a su altura, y mientras les señala va aprendiendo a decir sus nombres.

- Las paredes las hemos dejado blancas tal y como estaban. En ellas está el árbol que le hicimos en su día y que le encanta, su imagen del principito y poco o nada más. Las paredes mejor poco cargadas y siempre con colores suaves o pastel, puesto que de lo contrario podría suponerles una sobreestimulación que no es lo más adecuado para su correcto desarrollo y aprendizaje.




Ha sido una gran idea. Más incluso de lo que nos imaginábamos cuando la empezamos. Ahora poco a poco y según crezca iremos adaptando este espacio a sus necesidades, iremos cambiando unos juguetes por otros para permitirle aprender cosas nuevas mediante el juego, y según lo que vaya demandando, lo iremos cambiando.

Los seis primeros años de vida de los niños son fundamentales en la formación y desarrollo de su personalidad y su capacidad intelectual. María Montessori en su enfoque, hace hincapié en que la infancia la debemos tomar como una etapa en sí misma y no como una preparación para la edad adulta. Todos los niños quieren aprender y aprenden por medio del juego y la experimentación de su entorno. Pero siempre debería ser un aprendizaje de dentro hacia fuera (ellos tienen predisposición a aprender y no hace falta que les forcemos, tan sólo dejándoles jugar libremente espontáneamente desarrollarán sus habilidades, les surgirán mil inquietudes, retos y curiosidades que saciar), y no al revés como solemos empeñarnos. De ahí al fracaso escolar sólo hay un paso.

Aunque el libro es recomendable 100% y muy interesante en cuanto a la educación y crianza de los primeros años, decir como brevísimo resumen, que María Montessori en su enfoque respecto a la crianza de los seis primeros años, pone énfasis en tres puntos claves:

- Lo más importante, que debería haber la máxima libertad posible, física e intelectual para el niño.
- El entorno, y cómo esté dispuesto tiene una gran influencia en el desarrollo y el aprendizaje.
- La forma en la que traten al niño, los adultos  con los que convive (en especial los padres), tendrá una profunda influencia en su desarrollo.

Y a partir de ahí, el libro es más y más interesante. Esta señora ya en su momento, hace más de cien años tuvo una visión de la educación revolucionaria y que hoy en día no ha hecho más que reafirmarse.

Y como ya decíamos en el título de esta entrada, como esto de redecorar parece que engancha, y la llegada del otoño nos está animando a remover, imaginar, limpiar y cambiar, ¡hemos dado un nuevo aire también al blog!.

Soy poco amiga yo de cambiar las cosas que me gustan mucho, y desde luego mi blog era una de ellas. Pero ahora, como los armarios al inicio de temporada, parece más limpio, más funcional y sobre todo menos sobrecargado, algo que lo ralentizaba en exceso y que hacía que en determinados equipos, nunca acabase de cargar o lo hiciese tarde y mal.

El már sigue de fondo. El azul está por todas partes, como antes. Hay florecitas que tanto nos gustan y mucha claridad. Sencillez (como su dueña ;-) y mucho mucho amor que le ha puesto el Papá Burbujita al redecorarlo. Eso sí, aún falta trabajo por hacer... Hay cosas que aún no funcionan, cosas por poner y cosas por quitar... En fin, el tiempo es algo que escasea en nuestras vidas últimamente.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Dos años por aquí...

Dos años ya por aquí, y si tuviese que destacar algo en una sóla palabra, sería sin duda "aprendizaje". Me encanta escribir, siempre me ha gustado y encontré en el blog una forma de hacerlo cómoda y bonita, compartiendo, y a su vez sin obligaciones ni quimeras. Pero lo que al principio era simplemente eso y nada más, me fue uniendo a otros espacios, de un sitio fuí saltando a otro, y de unos conociendo otros. Y en cada uno de los rincones que a diario visito, encuentro información valiosa, sentimientos a flor de piel, relatos sinceros, con mucha gracia a veces y descorazonados en otras ocasiones, recomendaciones de libros, páginas web, talleres, eventos... y así podría seguir hasta cansarme.

Tanto es así que se han invertido los tiempos. Ahora leo más que escribo. Hay días que entro al blog para escribir, pero me enredo visitando las actualizaciones, y como digo voy saltando de un sitio a otro, me engancho literalmente, hasta que me doy cuenta de que se me ha escapado el tiempo de las manos, y que le estoy robando demasiados minutos a las pocas horas de sueño que tengo, por lo que escribir queda relegado y postergado para otro día con más tiempo, otro día y más tiempo que muchas veces no llegan. A veces las ideas se agolpan, las ganas también, pero el día no se estira más.

He aprendido tanto... Y una de las cosas más valiosas que he aprendido es a contrastar. A saber diferenciar una informaión veraz y con argumentos, de una basada sólo en la charlatanería de algun@s. A no pararme en las primeras ramas, a no quedarme con lo primero que lees, con lo primero que cualquiera que se autoasigna méritos te diga. Es algo que siempre me pareció importante y que ya tenía muy presente desde mis tiempos de estudiante, pero desde que empecé con este blog y conocí otros tantos me parece fundamental, y con la práctica, la verdad ¡me he vuelto una experta!. ¡Vamos, que no me la dan con queso! ;-). Siempre tuve claras ciertas cosas, pero es que ahora están cristalinas.

Busco, busco y busco sobre lo que me interesa y me inquieta (que por cierto son mil millones de cosas... uffff es muy cansado...), leo, leo y leo, comparo y me intereso. Y encuentro mil sitios con cosas verdaderamente apasionantes.

Y como el que no quiere la cosa, la razón de todo esto, que no es otra que la pequeña Paula, crece y crece como nuestro blog, como los demás blog que leemos, a un ritmo vertiginoso y sin pausa. Estamos en una etapa de grandes cambios, de ir muy deprisa, cada día una palabra nueva (cuando no dos o tres), cada día un descubrimiento, un avance más en su autonomía, en sus relaciones, y cada día más y más amor. Nos da unos besos que nos hacen derretir, nos dice unas cositas con su media lengua de trapo que nos derrite aún más si se puede, y en definitiva hace que nuestros días estén llenos de pura felicidad.

Dos años en definitiva con un balance más que positivo y que me han aportado muchas cosas. Hay personas que no conozco ni me conocen, que están detrás de esta pantalla algunas incluso a las que no pongo aún cara, y con las que siento una conexión increíble, bastante más que con algunas de las personas con las que convivo a diario y con las que comparto gran parte del día. Pasan algunos días, de repente una publicación, entro y leo, y se dibuja en mi cara una gran sonrisa, a veces lágrimas, a veces enfado o indignación, todo por unas palabras que alguien, en algún lugar de este país, o de otro, ha dejado correr y ha compartido. Eso, sin duda, no tiene precio.

Por todo esto y mucho más, deseo que vengan muuuuuuchos años más aprendiendo y compartiendo.


ESTO