domingo, 26 de mayo de 2013

El primer beso

Mucho bombo y platillo se le da a ese primer beso de amor, ese de la adolescencia o juventud, con el que da comienzo un nuevo mundo por descubrir (no sin motivo que conste...). No seré yo quien le quite el romanticismo y mérito al susodicho, que lo tiene  ¡y mucho!. Ese beso tan esperado, tan soñado y alabado, pero que a pesar de todos los mitos que le rodean, con el paso de los años, siempre será superado y en algunos casos hasta olvidado!.

Pero ¿qué hay de ese otro primer beso?... Ese del que nadie te ha hablado, al que no se le da injustamente tanta publicidad y que cuando llega te hace casi morir de amor?...

Ese primer beso que te da un hijo, que va aprendiendo primero a hacer el gesto y el ruidito con la boca, y que va regalándolos y lanzándoselos al aire, sin saber en su inocencia que cada uno de ellos vale millones. Y que cuando te acercas preguntando si te regalaría uno de esos besitos que lanza desinteresadamente al aire, en un gesto de suma ternura lo que hace es poner su carita en tus labios para que tú se lo des.

Pero un día llega. Se acerca sin que lo esperes y te planta un muackkkk que no sé si se olvida o no, ni me interesa saberlo, pero lo que sí es seguro es que produce tanto, tanto amor, que mínimo merece ser contado y por supuesto, ser colocado al nivel de los mejores primeros besos de amor del mundo mundial.




Qué rico y delicioso ese beso con abracito incluido mi niña...
 Papá y yo nunca creímos derretirnos así por un beso.

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