sábado, 19 de octubre de 2013

Palabritas

Es algo que llevo tiempo queriendo hacer, que me parece necesario, bonito, que es parte del objetivo de todo este sitio. Lo he visto además últimamente en varios blogs amigos y me ha recordado que merece la pena de vez en cuando enumerar, para que no queden algún día en el olvido, esas primeras palabras de lengüita de trapo que tienes, que poco a poco se van convirtiendo en una larga lista, esas pequeñas hazañas, anécdotas, y un montón de cosas que papá y yo sabemos de antemano que harás o dirás por poco tiempo, y que con los años corren el riesgo de pasar al baúl de los recuerdos, ese que no se abre nunca y que no hace honor a su nombre, porque de ahí no se recuerda ni un ápice. Pero queremos recordarlas por tooooda la vida.

Y es que Paula está taaaaan graciosa en estos momentos iniciándose en el maravilloso mundo del lenguaje verbal... que me encantaría poder recordar todos estos momentos con el paso de los años y poder compartirlos con ella misma, que seguro que se partirá de risa, igual que ahora lo hacemos nosotros, con todas sus ocurrencias. He aquí algunos ejemplos de su ampliado vocabulario últimamente:

- Pala: Paula, pero también puede ser pala (de las de la playa).
- A tá: ¿dónde está?, aunque también puede significar No está.
- Aauyio: Dinosaurio (esta es una de mis preferidas).
- Poyó: Pocoyó.
- Papí: Pepa Pig.
- Amara: Tamara (su educadora en la guarde).
- Papén: Papel.
- Cacón: Caracol.
- Ela: Abuela (esta ha sido uno de sus últimos regalos para nuestros oídos...).
- Mamé: Mayte (su prima del alma).
- Peta: Puerta.
- Lalo: Regalo.
- Bau bau: Perrito.
- Pate: Elefante.
- Tate: Chocolate.
- Tita: Esta sirve para chicha (o sea carne) y también para tetita. Mmmm...
- Tito: Osito, pajarito, conejito, pollito... y algún animalito más que me dejaré seguro en el tintero y que califica de la misma forma. Y ahora, a ver quién es el guapo que adivina a cuál se está refiriendo!!
- Tetín: Calcetín.
- Aba: Agua.
- Bú: Yogurt.
- A babá...: A guardar.
- Bubá: Jugar.
- Pato: Zapato.
- Paque: Parque.
- Papón: Tapón.
- Queca: Muñeca.
- Mamén: También.
- Mana: Manzana.
- Lilo: Cocodrilo.

Y es que ya lo imita todo (palabras y gestos) y lo intenta repetir todo. Algunas cosas le salen y otras no tanto. Se ríe, se divierte, se frustra, se enfada. Se enfada mucho últimamente. Sé que es la edad, que está empezando a ser cada vez más independiente y autónoma y en estos momentos le es entre complicado e imposible manejar y gestionar todas esas emociones que está empezando a sentir y descubrir, y sobre todo esa frustración cuando quiere hacer cosas que no puede o que todavía no le salen, pero a veces no puedo evitar frustrarme yo también al ver lo mal que lo pasa con sus propias limitaciones.

Hoy he estado jugando con ella cogiendo una cajita que le compramos hace poco con motivo de halloween, en forma de vampiro, que está llena de chocolatinas. Yo cogía al vampiro y le miraba fijamente mientras repetía "vampirito, vampirito, ¿le das una chocolatina a Paula?", y después me ponía al vampiro delante de la boca y decía con voz grave: "sííííííííííí". Se partía. Pero lo que me ha dejado alucinada y me ha hecho casi morir de risa, ha sido que al cabo de una hora o dos, cuando nos íbamos a la cama, ha visto al vampiro y ha empezado a pedirme "tate" mientras yo le decía que ya era un poco tarde para más chocolate. Y ni corta ni perezosa, ha cogido el muñequito y le ha mirado mientras decía: "¿Tate, Pala?, y poniéndoselo delante de la boca, exactamente como yo había hecho momentos antes, se ha respondido a ella misma: "SÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ".

No podía parar de reirme y de darle besos, (y por supuesto otra chocolatina...).

Prometo continuar con esta serie de capítulos iniciada hoy.
Por ti y para ti mi princesa.


miércoles, 16 de octubre de 2013

viernes, 11 de octubre de 2013

Arrepentida

Nunca he sido yo muy de arrepentirme de nada en la vida, ni siquiera de las cosas que sé que he hecho mal, pero mal mal... y que no volvería a hacer jamás. Soy más de pensar que quizá lo pasado, haya pasado por algo, que quizá de algún modo (recóndito e insospechado a veces...) haya servido de aprendizaje, de lección de vida, de esas que en el momento te dejan hecha unos zorros y te quieres morir, pero que con el tiempo relativizas y siempre le sacas hasta la moraleja. De alguna forma, son cosas que te van haciendo a ti misma. Como digo, no me arrepiento de las cosas que hice, incluso de las que no estoy orgullosa, porque todas y cada una de ellas forman parte de lo que soy ahora. Y la persona en la que me he convertido, sí que me gusta, con todos los defectos y todas las virtudes, con todos los matices, y con todas las experiencias que cuelgan en la mochila, las buenas y las malas, pero aún así me gusta. Esto ha costado, y son años de trabajo y de mucha introspección, pero ahora creo que sí lo puedo decir.

Y en cualguier caso, y a toro pasado, ya para qué te vas a arrepentir. Mejor mirarlo con la gracia que le aportan los años y la experiencia a ciertos acontecimientos pasados.

Pero sí que hay una cosa, de la que me arrepiento mucho... Todo lo que es posible que alguien se arrepienta de algo. Y es haber dejado la maternidad para tan tarde. No es quizá una cuertión que dependa sólo de una... pero aún así, tengo que decir, que desde el minuto 1, en el que me convertí en madre, supe que esto era lo que había estado esperando tanto tiempo (y no sólo por el tiempo que tardó en llegar desde que lo decidimos), también por el tiempo que tardamos en decidirlo. La vida se te da la vuelta como un calcetín y lo que antes era negro, ahora es blanco como la leche, y viceversa. Ahora sé, que esta sensación que tengo al mirar a Paula, al reir con Paula, al compartir momentos en familia, observar cómo aprende, cómo crece, cómo vive, como a su padre y a mí se nos queda cara de lelos mirándola... es lo más cercano que he estado jamás de la felicidad más pura y absoluta. Que mi papel de madre en la vida, es el que hace que casi todo lo que antes no encontraba un significado, ahora lo encuentre a la perfección. Me siento agusto en este papel, siento como si fuese el que estaba destinado para mí, y en el que me desenvuelvo a la perfección, sin haberme ni siquiera mirado el guión.


Ahora las circunstancias se dan todas la mano con Murphy, y hacen que sea entre complicado e imposible pensar en formar la familia que mi cuerpo, mi mente y hasta mi alma soñaban y sueñan con formar. Y detrás de estos pensamientos, viene la culpabilidad. Culpabilidad por sentir lo que siento, por desear algo más de lo que ya tengo, que ya de por sí es tan maravilloso que el simple hecho de pensar en otra cosa te hace sentir egoista. Pero ni todo el sentimiento de culpabilidad del mundo, ni toda la certeza de saber que sería multimillonaria, si la riqueza se midiese en kilos de cariño y felicidad, me puede apartar de ese sentimiento. Ese regusto amargo por pensar que hice mal, que quizá, y digo sólo quizá, si no hubiese retrasado tanto el momento de ser mamá, hubiesen sido las cosas de otra manera un poco más parecida a lo que mi cabecita sueña.

viernes, 4 de octubre de 2013

Por favor y Gracias

Hace no mucho, me llegó a través de facebook un escrito sobre lo mal educados que están en la actualidad nuestros niños. También decía algo así como que los que tenemos de 30 para arriba, somos la generación del "por favor" y el "gracias", que somos muy educados y que eso ahora al parecer ya no existe...

Mención aparte merece otra imagen que también me llegó por facebook (recordemos siempre que las redes sociales difunden todo, lo bueno, lo malo y lo regular) en la que aparecen dos fotografías, y dice así: "con más de esto...": Y un adulto sentado con un niño sobre sus rodillas al que está dando unos azotes, "habría menos de esto": y debajo una foto de una panda de chavales con aspecto así como un poco macarrilla.

Lamentable, la verdad. Pero más lamentable aún que tuviese algo así como sopotecientosmil "me gustas"... ¿De verdad tanta gente piensa eso...?. Me cuesta tanto creerlo.

Yo con estas cosas, la verdad es que alucino un poco y me enciendo más todavía. Entre otras cosas, porque asisto cada día, y cuando digo cada día, no estoy exagerando, es que asisto cada día, unas cuantas veces, a escenas en las que se falta el respeto descaradamente a los niños con gritos, insultos, amenazas, chantajes y hasta collejas u otras cosas peores. El otro día sin ir más lejos, en la sala de espera del médico (otorrino), una niña de unos 4 años, lloraba porque tenía que entrar a realizarse no sé qué prueba en la que le tenían que meter una sondita por la nariz. Yo sólo de pensarlo me pongo amarilla, pero como soy una adulta hecha y derecha, que no muy valiente pero sí con la mínima capacidad de razonar que algunas de las perrerías que me han de hacer pueden ser por mi bien, entonces aguanto mi miedo y lágrimas en ocasiones; pero esta pobre niña, estaba siendo víctima de toda serie de amenazas, chantajes y hasta insultos, por no querer entrar voluntariamente y airosa ella, a que un extraño le metiese un aparato por la nariz. ¿Pero cómo se puede tener tan poca empatía ¡por el amor de dos!?.¿Es que ninguno de los tres adultos que acompañaban a la pequeña, es capaz  de ponerse por un segundo en su lugar, y sentir el miedo y el rechazo que le puede causar semejante situación...?.

Como decía, a diario (insisto, sí, a diario) veo todo tipo de faltas de respeto en cualquier parte y a todas horas. ¿Acaso a los niños se les pide que hagan las cosas por favor, y después se les da las gracias?. Esto debería ser un verdadero motivo de reflexión para muchos.

Yo creo que no, y lo que observo me da la razón. Yo creo que la mayoría de las veces y la mayoría de los adultos, ordenan cosas a los niños, sin ningún por favor y sin ningún gracias si es que obedecen y lo hacen. Y yo me pregunto, ¿por qué queremos niños obedientes?, ¿por qué la obediencia y sumisión está considerada, de manera casi universal, una virtud entre los niños?. ¿De verdad en el futuro será una caracterítica que nos gustará que tengan nuestros hijos en el trabajo, con los amigos, con la pareja...?. ¿Por qué entonces queremos que lo aprendan desde pequeños?. No lo entiendo. Supongo que las razones apuntan a que es más fácil tener a una persona a tu cuidado que te obedece sin rechistar ni cuestionar órdenes; que enseñar a una persona a razonar y a pensar por sí mismo qué es lo mejor o peor en cada momento, a tomar decisiones, a colaborar en el bienestar familiar, a cuidar de sí mismo, a respetarse y respetar a los demás.


Lo de la obediencia da para mucho, y merece ser tratado en otro momento. Yo, por mi parte, lo digo bien alto e incluso aquí lo dejo por escrito, NO QUIERO QUE MI HIJA SEA OBEDIENTE. Ni conmigo, ni por supuesto con nadie. Las órdenes vamos a dejarlas para el ejército, que allí parece que les gustan más. Mejor, hija mía, desde aquí te digo, puedes tener siempre plena confianza en mí. Yo intentaré velar por tu bienestar mientras pueda. Pero sobre todo, ten confianza en ti misma, puedes llegar a lograr todo lo que te propongas. Cuenta conmigo y con papá para lo que quieras, y si decides hacernos caso en lo que te aconsejemos o propongamos, que sea convencida de que lo que haces es lo mejor, nosotros intentaremos no darte órdenes, y espero que las únicas normas y leyes que rijan tu vida sean siempre el respeto, por ti y por los que te rodean. Así estás siendo educada y así espero que siga siendo.

Es muy difícil, se podría pensar, según desde el prisma que se mire. Debería ser bastante sencillo si nos esforzamos un poco más en conocer las necesidades físicas y emocionales del que tenemos enfrente. Y no sólo sus necesidades, sino también sus capacidades, que a veces es incluso más importante. Si logramos observar y conocer eso, resultará tarea sencilla. Sin ir más lejos, en el ejemplo de la niña en el médico, ¿de verdad alguien puede creer que un niño con 4 años puede ser capaz de entender y razonar que a pesar del miedo y reparo que dá, el que un extraño te meta algo por la nariz, quizá sea mejor que lo haga para saber lo que nos pasa y poder curarnos si hay algo que no funciona bien en nuestras narices?. Desde luego, el que piense que sí, no se ha parado mucho a reflexionar o investigar sobre lo que piensa y siente un niño.

Evidentemente y por desgracia, hay cosas que tienen que hacer sí o sí, no siempre por su propia voluntad. Y cosas que no podrán hacer, aunque su voluntad así lo desee. Su integridad física, la de los que le rodeen, y emocional por encima de todo. Hay mil maneras de hacerlo y de canalizar emociones, cada cual que elija las suyas.

Sólo creo, que si respetamos, obtendremos lo mismo, que si educamos con amor, aprenderán a darlo. Los padres, la familia y educadores somos sus primeros ejemplos.
Así que si queremos que las palabras "por favor" y "gracias" estén entre su vocabulario habitual, empleémoslas habitualmente con ellos. Si queremos que hagan algo, pidámoslo por favor, y si no quiere, no le apetece o no puede hacerlo en ese momento, respetémoslo y si da la casualidad que lo hace: "muchas gracias".


Redecorando... Esto engancha!

Se nos va el veranito, y parece como si antes de que empiecen a caer las primeras hojas, entrasen unas ganas locas de hacer limpieza, vaciar armarios, cambiar ropa usada y pequeña, por otra más nueva o al menos más grande. Todo bien limpio y preparado para la llegada del frío...

El caso es que la baby-room (como comenzó llamándose), y que ya comenzamos a cambiar en el verano, ahora es un espacio precioso adaptado para la pequeñina, con todo a su alcance y a su medida y con todas las cosas que más le gustan. Aquí disfruta y nunca quiere salir, colorea en su mesita, pinta en la pizarra, salta y duerme en sus colchones (también en la alfombra), hace torres con piezas, se peina y mira al espejo, pasa largos ratos sacando y probándose zapatos, monta en su burrito con ruedas... Todo está a su alcance, no hay ningún peligro, todo bien pensado para ella.

Todo comenzó cuando empecé a leer y a profundizar más allá de las cuatro ideas que tenía, sobre el enfoque Montessori. He disfrutado a lo grande creando su nueva habitación. Mientras íbamos cambiando todo, yo estaba lee que te lee "Jugar y Aprender con el método Montessori", qué interesante y qué de ideas, qué de actividades para ponerlo en práctica en casa, en definitiva para un aprendizaje un poco menos guiado, más libre y más pensado para ellos, los pequeños de la casa.

Es importante que sientan su hogar como un espacio en el que ellos también tienen cabida, que las estancias también son para ellos. ¿Podríamos vivir cómodamente un día entero caminando de rodillas por casa?... Así es como los niños lo ven. Al igual que en las escuelas, es importante que intentemos adaptar ciertas cosas para que les sea más fácil y funcional. Algunas veces y en determinados casos nos es muy complicado, tal y como tenemos estructuradas nuestra vida y nuestras casas, pero no lo es tanto por ejemplo, en sus habitaciones.

Nosotros hemos tomado muchas ideas que nos parecieron divertidas y muy coherentes para un espacio infantil.





- Hemos colocado el colchón de una camita de 90 cm. que teníamos para cuando Paula se hiciese mayor, y el colchón de su cuna (esa que nunca usó) haciendo una gran "L" en el suelo, con muchos peluches que le han ido regalando y que le encantan y varios cojines por encima. En medio una alfombra que aislará un poco del frío y que le permitirá saltar entre los colchones y en el suelo con menos riesgo.

- Hemos colocado en una de las paredes una súper pizarra grande y a su altura, para que deje volar su imaginación pintando y borrando a su antojo. Esto les permite la libre expresión y el ensayo y práctica cuando empiezan a escribir.



- Le hemos redecorado una mesita de su tamaño con tres sillitas mini de las que se levanta y se sienta con soltura y sin problemas. Aquí dibuja y colorea que da gusto... Es de las cosas que más le gustan.



- En sus muebles y armarios, casi todo está a su alcance y ella da buena cuenta de ello... porque se lo pasa en grande sacando por ejemplo zapatos y calcetines y ¡prueba que te prueba!. Los cuatro cajones que el mueble tiene un poco más altos, y que por el momento nos parece que pueden tener más riesgo los hemos asegurado.

- Hemos colocado en las estanterías a su altura, varias cajas con sus juguetes preferidos para que le sea mucho más sencillo tanto sacar como recoger. En una bandeja tiene sus pinturas y tizas, siempre muy a mano.


- Algunos marcos con imágenes de animalitos y con colores, a su altura para que pueda mirarlos y disfrutarlos. Ahora ya los señala y los nombra.

- No podía faltar un espejo, colocado a su justa medida y con espacios suficientes para sus peines, algunas diademas y pinzas para el pelo. Una dulzura cuando se mira, se peina y se pone su diadema, y todo ella solita.



- Una papelera, decorada y forrada por mamá, llena de bailarinas donde ella ya tira sus pañuelos usados o las cosas que encuentra por el suelo y no sirven.

- Junto a los colchones, y para que los tenga siempre a mano, hemos puesto una cesta de mimbre con un montón de libros que le encantan. Algunos son sólo de imágenes y otros que comparte con nosotros mientras le leemos y ella mira las ilustraciones que ya va nombrando. ¡Le encantan los libros! ¡y a mí que le encanten!. En el salón también hemos dejado un par de estanterías de las de abajo, que están a su altura para que tenga más libros y muñecos, ya que también aquí pasa muchos ratos.

- Una foto del cole con su profe y todos los compañeros cuelga también a su altura, y mientras les señala va aprendiendo a decir sus nombres.

- Las paredes las hemos dejado blancas tal y como estaban. En ellas está el árbol que le hicimos en su día y que le encanta, su imagen del principito y poco o nada más. Las paredes mejor poco cargadas y siempre con colores suaves o pastel, puesto que de lo contrario podría suponerles una sobreestimulación que no es lo más adecuado para su correcto desarrollo y aprendizaje.




Ha sido una gran idea. Más incluso de lo que nos imaginábamos cuando la empezamos. Ahora poco a poco y según crezca iremos adaptando este espacio a sus necesidades, iremos cambiando unos juguetes por otros para permitirle aprender cosas nuevas mediante el juego, y según lo que vaya demandando, lo iremos cambiando.

Los seis primeros años de vida de los niños son fundamentales en la formación y desarrollo de su personalidad y su capacidad intelectual. María Montessori en su enfoque, hace hincapié en que la infancia la debemos tomar como una etapa en sí misma y no como una preparación para la edad adulta. Todos los niños quieren aprender y aprenden por medio del juego y la experimentación de su entorno. Pero siempre debería ser un aprendizaje de dentro hacia fuera (ellos tienen predisposición a aprender y no hace falta que les forcemos, tan sólo dejándoles jugar libremente espontáneamente desarrollarán sus habilidades, les surgirán mil inquietudes, retos y curiosidades que saciar), y no al revés como solemos empeñarnos. De ahí al fracaso escolar sólo hay un paso.

Aunque el libro es recomendable 100% y muy interesante en cuanto a la educación y crianza de los primeros años, decir como brevísimo resumen, que María Montessori en su enfoque respecto a la crianza de los seis primeros años, pone énfasis en tres puntos claves:

- Lo más importante, que debería haber la máxima libertad posible, física e intelectual para el niño.
- El entorno, y cómo esté dispuesto tiene una gran influencia en el desarrollo y el aprendizaje.
- La forma en la que traten al niño, los adultos  con los que convive (en especial los padres), tendrá una profunda influencia en su desarrollo.

Y a partir de ahí, el libro es más y más interesante. Esta señora ya en su momento, hace más de cien años tuvo una visión de la educación revolucionaria y que hoy en día no ha hecho más que reafirmarse.

Y como ya decíamos en el título de esta entrada, como esto de redecorar parece que engancha, y la llegada del otoño nos está animando a remover, imaginar, limpiar y cambiar, ¡hemos dado un nuevo aire también al blog!.

Soy poco amiga yo de cambiar las cosas que me gustan mucho, y desde luego mi blog era una de ellas. Pero ahora, como los armarios al inicio de temporada, parece más limpio, más funcional y sobre todo menos sobrecargado, algo que lo ralentizaba en exceso y que hacía que en determinados equipos, nunca acabase de cargar o lo hiciese tarde y mal.

El már sigue de fondo. El azul está por todas partes, como antes. Hay florecitas que tanto nos gustan y mucha claridad. Sencillez (como su dueña ;-) y mucho mucho amor que le ha puesto el Papá Burbujita al redecorarlo. Eso sí, aún falta trabajo por hacer... Hay cosas que aún no funcionan, cosas por poner y cosas por quitar... En fin, el tiempo es algo que escasea en nuestras vidas últimamente.

ESTO