lunes, 30 de abril de 2012

¿Mi bebé tiene escarlatina?

Pues afortunadamente no!

Pero esta mañana su pediatra quiso descartar la posibilidad. En realidad hemos ido para una revisión rutinaria, la de los 5 meses, que como podéis ver en la entrada de ayer Paula acaba de cumplir. Pero he aprovechado para comentarle de pasada que ayer por la tarde, le había salido un pequeño sarpullido en el muslo y un poco en la tripita. Era un sarpullido con puntitos rojos y la sensación al tocar la piel era de aspereza y rojez en la zona.

Yo no le dí mucha importancia y la Doctora tampoco se la ha dado, pero me ha dicho que a pesar de que es muy pequeña y que no había tenido fiebre, mejor le hacíamos la prueba tomando una muestra de la garganta, para descartar que pudiese ser escarlatina, que era la única enfermedad infecciosa que podía coincidir en algo con ese tipo de sarpullido.

La escarlatina es una enfermedad contagiosa en la que aparece una erupción cutánea (puntos rojos brillantes) que se va extendiendo desde el pecho y la nuca hasta todo el cuerpo. Suele acompañarse de amigdalitis con dolor de garganta, fiebre, pérdida de apetito, vómitos, abatimiento y dolor de estómago (debido éste a la inflamación de los ganglios abdominales).

La verdad es que ninguno de los síntomas los tenía mi bebé, excepto el sarpullido y tampoco es que fuese de esa forma. La edad de mayor frecuencia es en los niños en edad escolar y adolescencia, (tampoco es el caso) y sobre todo en primavera e invierno.

La enfermedad la produce una bacteria (estreptococo hemolítico A) y se trata con antibióticos.

Después de que la pediatra me informase bien de todo esto y de cómo deberíamos proceder si el resultado era positivo, aunque lo cierto es que ha reiterado que era simplemente por descartar, puesto que Paula es muy pequeña y todo apuntaba a una simple irritación por sudor o por el pañal; nos hemos ido al laboratorio donde a mi pequeña le han metido dos bastoncillos que a mi me han parecido inmeeeensos hasta lo más hondo de su gargantita para tomar la muestra y dejarla con un berrinche y cabreo importantes, sumando a la molestia de hurgar y rascar en su boquita, que tenía un hambre considerable y estaba como loca por engancharse a su tetita.

Con estas dos muestras nos han hecho un test rápido que ha dado negativo y un cultivo que nos darán en una semana. Y con esto nos hemos vuelto para casa, para comprobar que la erupción ya casi ha desaparecido y a lo mejor nos podríamos haber ahorrado la dichosa prueba... Pero bueno, a veces descartar posibilidades, aunque sean remotas, de lo que podría convertirse en algo grave puede salvarnos de un buen susto.


Educación emocional en el útero- Redes

Siempre que puedo veo el programa Redes, suele tratar temas que me interesan mucho. El que adjunto a continuación se llama "Educación emocional desde el útero materno". Lo emitieron en el mes de Marzo y me pareció buenísimo.

Según el prestigioso médico obstetra francés Michel Odent, las mayores atenciones a la embarazada deberían centrarse en su salud emocional. Aquí nos enseñan entre otras cosas cómo el nivel de cortisol en la madre (la hormona del estrés) puede atravesar la placenta y afectar al bebé; cómo el estrés en el momento del parto puede afectar a la vida futura.

En definitiva, incide en la importancia de cuidar el estado emocional de la mamá y el bebé, desde sus primeros momentos, y de las consecuencias de no hacerlo.

Deberíamos pararnos un momento a pensar qué es lo verdaderamente importante en nuestras vidas y qué necesitamos de verdad para ser felices y hacer felices a los nuestros. Deberíamos parar un momento la rueda a la que nos subimos hace tiempo y que nos lleva a una vida de estrés y consumo, y aprender a disfrutar de algo tan maravilloso como el embarazo y la crianza, pero disfrutarlo de verdad, cada momento y cada detalle, y ponerlo en la parte más alta de nuestras prioridades. Será en beneficio de nuestros pequeños y por tanto en beneficio de un futuro mejor.

Merece la pena verlo.





domingo, 29 de abril de 2012

Hoy mi bebé cumple 5 meses

Felicidades mi amor!

Hoy Paula cumple 5 meses y la primera frase que se me ha venido a la mente cuando la he mirado esta mañana mientras se desperezaba es: "Es feliz".

Cuando se despierta a mi lado en la cama, (que es casi siempre, porque Paula duerme a nuestro ladito en su minicuna, pero si se despierta temprano o a media noche, mamá la coge, se la mete en la camita y toma un poquito de leche mientras las dos nos quedamos "sopas" de nuevo); se estira, se estira de nuevo y se vuelve a estirar, me mira, sonríe con una boca tan abierta que dan ganas de morderle. Es un amor.

Hoy es Domingo, puente de Mayo. No hemos viajado a ningún sitio pero estamos disfrutando los tres de lo lindo en casita, con la princesa a todas horas celebrando estos 5 mesazos!! No es un cumplemeses especial ni tiene que serlo, es simplemente un día más tan especial como ayer y como mañana, en el que me ha dado por hacer recuento de los acontecimientos vividos. En estos 152 días de vida no me he separado de ella apenas unos ratitos para ducharme y poco más, y ahora que se acerca cada vez más deprisa el momento de pasar unas horitas al día separadas, quiero disfrutar al máximo del tiempo con ella. No hay nada en este mundo que me guste más. Cada día está más grande, más guapa, más feliz, más risueña y aunque parezca imposible, cada día se le quiere más!

FELIZ CUMPLEMESES MI PRINCESA!


viernes, 27 de abril de 2012

Maldita bilirrubina

Sí, maldita bilirrubina. Eso es lo único que pienso cada vez que me acuerdo de esos tres días que mi ratoncita tuvo que pasar ingresada en neonatos con su lamparita encima como si tomara el sol en Ibiza.

Voy a hacer primero un pequeño resumen para explicar de qué va todo esto, por si pudiera ayudar a alguien, y después contaré cómo lo vivimos nosotros y como procedieron en el hospital en nuestro caso.

La ictericia del recién nacido es el color un poco amarillento de la piel que se les suele poner los primeros días después del nacimiento causado por el exceso de bilirrubina y que en la gran mayoría de los casos no conlleva ninguna gravedad. La bilirrubina es la sustancia que se produce en el organismo por la descomposición normal de los glóbulos rojos, que en los recién nacidos se produce más al haber mayor renovación que en los adultos.

Pero lo que no es tan sabido, es el hecho de, que el hígado tarde un tiempo en funcionar al cien por cien no es tanto un fallo, si no que tiene su explicación. La bilirrubina es mala para el adulto, pero actúa como antioxidante en el recién nacido. Estar un poco amarillito aunque no en exceso, no es malo para el bebé.

Esta información, que no es tan usual encontrar cuando se busca documentación sobre este tema, la he extraído del libro del reconocido pediatra Carlos González, "Un regalo para toda la vida". Aquí nos explica que lo que llaman la "ictericia de la lactancia" (debido a que la leche materna que es muy sabia, contiene una sustancia que favorece la desconjugación de la bilirrubina en el intestino, y por tanto la aumenta) debería ser en realidad "ictericia por falta de lactancia". En los bebés que se alimentan con pecho, la ictericia dura por esa razón un poco más que en los que se alimentan con biberón; pero en la mayoría de los casos no hay que hacer nada, excepto dar el pecho, dar el pecho y volver a dar el pecho, para que el bebé elimine la bilirrubina por las heces.

Pero también hay otras posibles causas de la bilirrubina alta en el recién nacido, aunque más inusuales, como problemas de RH y del grupo sanguíneo, problemas del hígado, infecciones,... Los pediatras observarán al bebé y deberán ser los encargados de determinar si hay o no un problema. Como los bebés se van tan pronto a casa, también las mamás y papás debemos observar si en los primeros días nuestro bebé se va poniendo más amarillito.

Si consideran que los niveles son muy altos, tendrán que recibir tratamiento que suele ser la exposición a una lámpara de fototerapia 24 horas que actúa sobre la piel destruyendo la bilirrubina.


Según el Dr. González, no es necesario ingresar en la Unidad de Neonatos para recibir este tratamiento, se puede y se debe llevar a cabo en la habitación junto a la mamá, ya que es muy necesario que tome pecho muy a menudo. El Doctor nos anima a que insistamos para que nos lo permitan.

Nosotros no lo sabíamos. Y nos hubiera gustado saberlo.

Cuando estás esperando la noticia de que puedes irte a tu casa a empezar una nueva vida con tu bebé, pero cuando viene la pediatra lo que te dice es que tú te vas, pero tu bebé se queda ingresada, y que tú, no sólo no te puedes quedar a su lado, si no que además sólo la puedes ver cada tres horas por el día, y nada por la noche, se te parte el alma. No había consuelo para mi. Sólo podía llorar. 

Los tres días que finalmente Paula pasó ingresada con la dichosa lamparita, porque en un principio no nos dijeron cuánto tiempo sería, fueron horribles. Yo tenía unos dolores insoportables en la zona de los puntos que no hacían más que empeorar con el ajetreo de pasar todo el día entero caminando por el hospital como alma en pena, "malcomiendo" y desesperada sin poder parar de llorar pensando en que otra vez iba a llegar la noche y tendría que dejarla allí, en su cunita de cristal, con el antifaz en los ojos y sin mis brazos, mis caricias, el pecho...

No quiero extenderme demasiado en este dolor, que probablemente mucha gente no entienda. Sólo quería hacer este post para dar un poco de información sobre esto y a ver si empezamos a ser muchos papás los que saben que no es necesario separar a los bebés de sus mamás, algo que puede tener muchas consecuencias para ellos; y cuando seamos muchos los que reivindiquemos lo que parece más normal, a lo mejor empiezan a cambiar las cosas.

miércoles, 25 de abril de 2012

Los primeros días de Paula

Paula midió 45 cm. al nacer y pesó 2.410 kg. Y a pesar de ser lo que los médicos llaman un "bajo peso" y nacer tres semanas antes, no tuvo que estar en incubadora porque estaba sana como una manzana.

Sin subir todavía a la habitación Paulita ya estaba enganchada a su teta; y ese fue el principio de una lactancia feliz y exitosa en todos los sentidos. A las dos nos encanta! Es como si de alguna manera el pecho fuese la continuación del embarazo y lo que permite que se siga alimentando de mi.

Cuando subimos a la habitación allí nos estaba esperando la family, y eso que debían ser algo así como las 3 ó 4 de la madrugada! Que emoción! Paula les recibió con sus ojazos abiertos a más no poder y con cara seria y el ceño fruncido! (como decía mi madre), qué rica! seguro que estaba pensando... "pero porque me cogen y me separan de mi mami y de su teta!!

Perdió 200 gramos en los primeros tres días, pero enseguida empezó a subir de nuevo. Madre mía!, mi ratoncita... Era tan pequeñita...


En el hospi tengo que decir que todo fueron buenas atenciones, cariño y un trato profesional inmejorable. (Exceptuaría a la pediatra que la visitó los dos últimos días que  aunque no dudo de su profesionalidad, sí que se aleja bastante de lo que en ese hospital es la norma en cuanto al trato con el paciente).

Puede parecer algo raro, pero yo estaba encantada! Mi pequeña y yo, atendidas en todo momento, mi peke (Ricky) con nosotras las 24 horas, la familia y los amigos no paraban de venir a vernos, y los que no podían venir no paraban de llamar, traían cositas a Paulita, y a mi bocadillos de jamón y lomo!! mmm... que buenos!! Vamos, que yo estaba encantada, de verdad. Eso sí, si no fuera por los dolores tan horrorosos que tienes a todas horas y que no se pasan por muchos calmantes que te den y te inyecten! Lo de la episiotomía y los puntos es una de las peores cosas por las que he pasado...

En resumen, no sé si son las hormonas, el cariño de todo el mundo o tener en tus brazos a la cosita más linda de este mundo (y digo literalmente en brazos porque creo que no la solté en todos los días que estuve en el hospi, excepto cuando la cogían los demás, o su papi, o se la llevaban para alguna prueba), pero yo estaba feliz, pletórica, emocionada y con las lágrimas a flor de piel todo el tiempo.


Y desde los primeros días empecé a sentir que no podía separarme de ti, y que hasta cuando te llevaban 5 minutos a hacerte las dichosas pruebas, me quedaba aguantando las lágrimas (o a veces sin aguantarlas) hasta que volvías.




domingo, 22 de abril de 2012

Parto paterno (parte 3)

Llegada la dilatación a punto álgido (9cms. de larga y tortuosa lucha) es momento de ponerse el gorrito y mascarilla además de la bata 'de medico' y las pantuflas de plástico que llevas desde hace horas.

Fuera epidural y de nuevo la cama se pone en movimiento, pero esta vez... hacia el quirófano...

Puedes ver nuestra  versión del parto vía SMS en :
El parto vía SMS.

Debo confesar que solo el recuerdo hace que se me ericen los pelos, nunca había percibido una sensación tan especial, tanta emoción, tanto calor humano, tanta magia, dolor, ilusión... amor... mucho amor...

La cabeza asomaba, mi bebé quería nacer... vi su cabecita asomando, abriéndose camino hacia la vida exterior, su madre concentrada, sorprendentemente deslumbrante, dando a luz a nuestra pequeña--- no olvidaré nunca esta imagen, que a fuego quedará por siempre anclada a mi en lo mas recóndito de mi ser, mi bebé viniendo al mundo y su madre, con ojos vidriosos clavando su mirada en la mía, compartiendo un momento sin igual, unidos los tres, firmando un contrato con vida que seguro nos deparará  la mayor de las alegrías.


Os quiero tanto ... 








Parto paterno (parte 2)


Recuerdo la espera en aquella solitaria y fría sala de Urgencias... me parecieron horas interminables. Apenas estábamos allí la la máquina de los cacahuetes, la recepcionista y yo.
Habían pasado enseguida a Ángeles y yo debía esperar fuera.

Separados por un muro de hormigón ella esperaba paciente, y seguro que un poco muerta de miedo, mientras la monitorizaban. Yo desesperaba al otro lado sin noticia de alguna clase.

Colgaba pinchada la via en el brazo, paliducha y un tanto desencajada aparecía por fin tras la puerta mi gordita embarazada, decía con voz temblorosa :
'Que me  dejan ingresada'.

Era hora de avisar a la familia, madrugada del día 28 y móvil en mano llamamos todavía temblorosos a dar la noticia del ingreso. Ya escuchábamos gritos de júbilo y alegría por el teléfono... !que ya viene!, !que quiere salir ya! y nos imaginábamos a todos corriendo de un lado para otro compartiendo nuestro nerviosismo.

Ya en la habitación asumimos un poco mas la realidad. Ángeles había expulsado el tapón mucoso y la sabia naturaleza manda ahora sobre su cuerpo. La monitorización ha ido bien y todo parecía bajo control además la familia ya estaba allí para arroparnos en todo momento.

Un enfermero hace entrada en la habitación allá hacia las ocho de la mañana, 'nos bajamos a dilatación', nos dice y así tomamos rumbo hacia los boxes de la planta inferior. Las ya conocidas caras de nuestros matrones aparecen por allí, fue un gran alivio y un empuje reconfortante ver a Antonio por allí.

De trato cercano, exquisito y sincero, de forma, formal, amena, dando esa seguridad que tanto necesitas en esos momentos, dejando entrever ese aire de complicidad. De un tu a tú que te llega, con serenidad y un saber hacer, propio, avalado por largos años de experiencia y profesionalidad. Esto y mas eran nuestros matrones. En especial Antonio y Alberto, gracias a los dos.

Exploración viene, exploración va, la maquinita muestra los latidos y monitoriza sin cesar las contracciones.
De pronto te descubres embobado mirando la susodicha gráfica que sale de que aparatejo, y piensas... esas curvitas tan rítmicas y puntiagudas que venían saliendo desde hace rato están desapareciendo ¿que ocurre?

Pues ocurre que las contracciones parecen haber dado un respiro a la futura mamá que ya sube, siendo la hora de la comida, camino de la habitación. 'Te mantendremos vigilada y esta noche la pasarás aquí ingresada, mañana te monitorizamos de nuevo,pero si no vuelven las contracciones mañana por la mañana te mandamos a casa'. 'Nada de eso', debió pensar Paula desde la tripita y sin mediar palabra recuperó fuerzas y allá hacia las 8 de la noche sacóse la agujita que celosamente guardaba para sí y plas! pinchó la bolsa amniótica como quien explota un globito de aire.

Corre que te corre a buscar a las enfermeras, segundos o minutos que parecen una exageración (da la impresión de que el bebé va a asomar en cualquier momento), por fin aparece el celador y allá va la gordita, montada sobre esa enorme cama de hospital, que parecía no poder pasar por la puerta, recorriendo los pasillos de camino al montacargas.

Ha pasado tanto tiempo desde que entramos por la puerta de Urgencias que ya ni sirve mirar el reloj, ha dado tiempo a que se produzcan dos cambios de turno en el personal del hospital desde entonces, y ahí está de nuevo nuestro matrón Antonio.

Nuestra ginecóloga, ya preparada, pasa por allí, está el anestesista, las enfermeras y matrones y otras tantas parturientas ocupando el resto de boxes y Ángeles se mantiene firme, los dolores son agudos, su carita refleja el dolor que sus labios no le permiten expresar, pero está contenta, está feliz, sabe que dentro de nada tendrá a su pequeña entre los brazos y eso le da fuerzas para seguir. Yo procuro ni respirar, mantenerme allí a su lado, atento a cuanto pasa, preparado para lo que ha de venir.... todo parece listo.


sábado, 21 de abril de 2012

Parto paterno (parte 1)


Era allá por la, ahora lejana semana 37 y teníamos ya las citas para 'monitores', esto es algo que personalmente siempre me había llamado la atención, era como saber 'un poquito más' de la pequeña, escuchar su corazoncillo, ver los ritmos cardiacos y su frecuencia, el estado de las contracciones...,saber en definitiva, que todo va bien ahí dentro cuando el nacimiento se acerca.

Nadie podía imaginar que Paula llegaría antes que cualquiera de estas citas...

Fué en un momento de duermevela, pensando en el madrugón que me tocaba, encarando el duro comienzo de semana. Ángeles no paraba quieta, me acuesto, me levanto... los viajes de ida y venida al baño eran constantes. Inflada cual pelota sobre barcas a la deriva se contoneaba en su largo ir y venir.

Recuerdo que habíamos estado fuera toda la tarde del Domingo, habíamos pasado por casa de la Beli para echar una mano con su mudanza y nos habíamos dado una buena paliza. Ya de vuelta en casa, cabezota de mí, no cesé en el empeño de dejar preparada la maleta del hospital. Era algo que habíamos estado dejando pasar por unas cosas y otras, pero ya le había puesto fecha límite y tenía que cumplir... así soy yo.



Daba vueltas en la cama, el sueño me podía y el Lunes se encaramaba sigiloso mientras una voz me decía...
'Peke, estoy manchando, hay que ir al hospital'.


Tengo carnet de conducir desde recién cumplida la mayoría de edad, y cuando llevas a una parturienta de camino al hospital poco o nada importa si llevabas casi desde entonces sin conducir. 


Meter la maleta del hospital,todavía caliente y recién terminada en el coche fué todo un shock.
¿Y si no nos hubiera dado por hacerla aquella misma tarde?...

La oscura noche se cernía sobre la carretera, la Luna dibujaba claros y sombras a nuestro paso y aquello que parecían contracciones se aceleraban rítmicamente en el tiempo. No tardamos demasiado en llegar a nuestro hospital en Alcorcón, apenas nos cruzamos un par de coches en nuestro camino.

El ambiente era sosegado e increíblemente estabamos bien (vamos, que solo estábamos 'un poco histéricos'...) 'Es muy pequeña, es que es muy pequeña' repetía Ángeles entre contracciones...

La preocupación me comía por dentro, todavía nos quedaban 21 días para salir de cuentas (casi un mes!) y la idea de que Ángeles estaba manchando me erizaba los pelos, dolores síncronos y rítmicos que aceleraban su aparición a cada pocos minutos y un mar de dudas inundaban mi mente... ¿Estaba bien nuestro bebé? ¿de verdad estábamos de parto? ¿Estaba todo bien? y otra vez nos veíamos entrando por la puerta de Urgencias...




viernes, 20 de abril de 2012

Bienvenida a nuestro mundo Paula

29 de Noviembre de 2011

A las 00:58 horas.

Tan chiquitita... Y eras la cosa más bonita que he visto jamás. De repente ya no estabas dentro de mi tripita, estabas encima. Todavía unidas por el cordón. No te veía la carita, te veía tu cabecita y el cuerpo todo blanquito...

Que emoción tan grande, desde el minuto uno en que te ví, sentí que mi vida había cambiado, pero no te imaginas cuánto! Es como si de repente hubiese dejado de ser quién era y me hubiese convertido en la mamá de Paula, y todo adquiría un sentido diferente para mi.

Allí estábamos los tres. Mirándonos como tontos, conteniendo unas lágrimas que ahora mismo mientras escribo no puedo contener. Qué maravilla! No había nadie más allí, ni doctora, ni matrón, ni enfermeras ni nadie... Sólo los tres. Papá, tú y yo.

A los pocos minutos te llevaron a limpiarte, a realizar tu primer examen que pasaste con nota! Un 8 y un 9, toma ya!! (el famoso Apgar). Desde que naciste, ese fue el único momento en que he deseado oirte llorar. "No llora", decía yo... Y la doctora al momento me dijo "mira, no la oyes, ya está llorando". Muy bajito, eso sí, desde el primer día no te ha gustado mucho llorar; así me gusta hija, que no llores.

Enseguida te trajo en brazos la pediatra, que nos explicó que estabas perfecta y te dejaron conmigo para que Antonio el matrón, de nuevo con gran profesionalidad nos enseñara cómo teníamos que hacer para que empezases a mamar cuanto antes y vaya si querías!! abrías tu boquita todo lo que podías buscando tu leche. Que precoz mi niña.

Es como magia. Nacemos sabiendo todo lo que hay que hacer y dónde tenemos que estar. Fue como si durante millones de años te hubiesen grabado en tus genes lo que tenías que hacer.

Y entonces sucedió. Abriste tus ojazos, me miraste y te acaricié debajo de la barbilla. Y se dibujó en tu boquita la sonrisa más bonita que podré ver en mi vida, tu primera sonrisa en este mundo.


Te quiero con toda mi alma Paula.

miércoles, 18 de abril de 2012

Y llegó el día... el gran día! (parte 1)

Y como todo llega... y Paula tenía muchas ganas de conocernos, a las 37 semanas justas, y tres semanas antes de la fecha esperada, nos dio su primer aviso la princesita.

Domingo 27 de Noviembre, y tras una jornada de mudanza en casa de "la Beli" (mi abuelita que se ha mudado a Valmojado para estar mucho más cerca de todos); a las 3 de la madrugada del Lunes me era imposible dormir, me encontraba fatal y me empiezan a dar unos dolores bastante fuertes que yo confundía con retortijones... Me levantaba cada dos por tres al baño (cada vez que me daba un dolor), hasta que una de las veces vi que estaba manchando bastante, volví a la habitación y le dije al peke, "nos tenemos que ir, estoy manchando y me duele mucho". Sospechando ya que esos dolores no eran retortijones si no contracciones, empezamos a calcular los intervalos y mis nervios se pusieron a 1000 por hora, cada 6 minutos!!! Me temblaban las manos, las piernas, el cuerpo entero! no podía ni hablar. Menos mal que llamémosle casualidad o un sexto sentido, ese día cuando volvíamos de casa de la Beli, habíamos decidido dejar la bolsa del hospi preparada de una vez por todas, por lo que pudiera pasar... Y pasó! Y menos mal que el peke hizo alarde de una tranquilidad sorprendente (supongo que verme a mi en el estado en que estaba le ayudó a conseguirlo...) y cogió el coche, las bolsas, la carpeta de los médicos y a mi por supuesto (je je) y salimos pitando.

No sin antes haber despertado a la family para comunicarles que Paula estaba en camino! Mi madre me dice que no llame a mi hermana, que era muy tarde y que ya le avisará ella. Menos mal que no hago mucho caso y aún así le llamo. Mi hermana me dice que ya avisa ella a mi padre y hermano. Ricky avisa a sus papis que yo creo que con un poco de incredulidad nos recomiendan mucha calma y paciencia. Genial, ya estamos todos!!! VAMONOSSSS!!!!!

CONTINUARÁ....



Y llegó el día... el gran día! (parte 2)

Como buen aviso de parto típico, se tuvo que presentar de madrugada... Y menos mal! porque no había nada nada de tráfico y el campeón de Ricky llevó el coche como si llevase conduciendo toda la vida... Un 10 para ti amor!! Por el camino, las contracciones se iban acelerando cada vez más y eran muy regulares, creo que no había duda, Paula estaba a punto de llegar! Qué emoción, madre mía! ni siquiera puedo expresar lo inmensamente emocionada y feliz que estaba. También tenía mucho miedo; miedo porque Paula todavía era muy chiquitita y temía que algo le pudiera pasar. Todavía se me llenan los ojos de lágrimas y se me ponen los pelos de punta cuando lo recuerdo. Y es que he de decir que también tenía un poco de pena... Se acababa el embarazo, se acababa tenerla dentro de mi y a salvo de todos los males... Se acababa el sentir las pataditas por la tarde los dos, mientras alucinábamos viendo subir y bajar la tripa (como bien se aprecia en otra de las entradas del blog!) y se acababa también una de las etapas más maravillosas que he vivido y que tanto tiempo se había hecho esperar. Eran tantas emociones juntas que no tendría blog suficiente para contarlo.

Urgencias con poco trasiego, me hacen pasar casi inmediatamente, me ponen una media hora en monitores para comprobar que no hay sufrimiento fetal y ver cómo van las contracciones. Paula está un poco dormida y le tienen que dar varios empujoncitos para despertarla y ver, tal y cómo me explicó la doctora, que su ritmo cardíaco oscilaba arriba y abajo, pues así es como debe ser si ella está bien. Después de los monitores y viendo que las contracciones son leves pero regulares, la doctora me explora para ver la dilatación (estos van a ser unos de los momentos más dolorosos de todo el parto, sin exagerar!). Estoy dilatada de 1 cm., he expulsado el tapón mucoso (lo que tapona la entrada al útero y protege al bebé del exterior y de posibles infecciones) y me dejan ingresada, me darán habitación y dejará orden dada para que si no hay novedad hasta entonces, a las 8 de la mañana me preparen y me bajen a dilatación.



Salgo fuera y le cuento toda la retaila a Ricardo que ya estaba de los nervios esperando fuera, me cogen una vía y para arriba directos, ¡habitación 410!. Llamamos a la family que ya están de camino dispuestos a acompañarnos hasta el final!

Entre unas cosas y otras ya nos hemos puesto en las 6 de la mañana.


Y llegó el día... el gran día! (parte 3)

Y una vez en la habitación, todo iba pasando casi sin que me diera cuenta. Llegaron mis padres y hermanos; se notaba también que estaban emocionados e ilusionados, y no es para menos! Paulita llegaba por fin!

Yo estaba muy dolorida, muy cansada , y sobre todo nerviosa  pensando en lo que estaba por venir... Pero a su vez yo notaba que aquello se iba parando y que las contracciones ya no eran tan regulares, aunque eso sí, cada vez dolían más! Sobre las 8 de la mañana del Lunes 28, y tal como había dicho la doctora de urgencias nos bajaron a dilatación. despedida de la family que se quedan en la habitación con carita de estar pensando: "hasta pronto!! que sea muy cortito y que vuelvas enseguida con Paulita en los brazos!" Y la verdad es que sí volví pronto, pero con Paulita todavía en la barriga.

Cuando llegamos a dilatación la primera persona que me visitó en las cortinas (los boxes de la sala de dilatación son algo estrechos, lo justo para que entre la cama, la maquina de monitores y a duras penas tu acompañante) fue el matrón Antonio, que ya habíamos conocido en las clases de preparación al parto y que en varias ocasiones habíamos pensado, "ojalá nos toque con Antonio cuando demos a luz"... Y allí estaba, como caído del cielo, porque no sé cómo lo hace en esas circunstancias pero transmite mucha calma e inspira mucha confianza. Se presentó y yo le dije que ya nos conocíamos de las clases de Matronasur; me tuve que quitar el gorrito verde de plástico que te ponen nada más bajar para que por fin localizase mi cara! Me volvió a explorar, esta vez con algo menos de dolor que en urgencias pero añadiendo que poco a poco cada vez estaba más incomoda y molesta. Seguía dilatada de 1 cm., me enchufaron de nuevo a monitores y se despidió de mi porque tocaba cambio de guardia y llegaba Alberto (el otro matrón que también conocíamos de las clases) y mi doctora, María Dolores Higueras Conde.

Al cabo de una media hora más o menos, tenía pocas contracciones y bastante irregulares, pero todo apuntaba a que Paula estaba bien y eso me tranquilizaba. Alberto me volvió a explorar (de nuevo los dolores insoportables), después vino mi doctora y me volvió a explorar, uffff, de verdad que se hace casi inaguantable. Alberto pidió que me trajeran un zumo porque no había desayunado y al parecer aquello iba para largo... También me pusieron un gotero de suero glucosado a ver si Paulita se empezaba a mover más y aceleraba el proceso, pero nada. De hecho pensaron que era mejor que me subieran de nuevo a la habitación porque iba muy lenta y allí estaría más cómoda. Me subieron, y al menos allí estuvimos con la familia, más distraída y caminando de un lado a otro del pasillo de las habitaciones a ver si eso hacía que avanzáramos un poco! SEGUNDO ASALTO!!



Como detalle gracioso, decir que se me olvidaron en casa las zapatillas (algo había que dejarse...) y pedimos a mi hermana y madre que me trajeran unas y ...... qué lástima no tener una foto de las mismas! Eran negras y con unas flores bordadas un tanto "chinescas", pero aún así, eran la mejor opción; las otras eran unas botitas de borreguito con cuadros morados y negros!! Lo que te digo, digna de ver! Pero eso sí, caminando por el pasillo de arriba abajo, ¡antes muerta que sencilla!. Por cierto, creo que Ricky tenía más vergüenza que yo...

Y pasó la comida, y por la tarde volvió mi doctora para explorarme de nuevo (sí..., otra vez, que horror) y me volvieron a poner monitores y aunque había contracciones (Juan Luis tiene un vídeo que da fé de ello) no eran muy regulares y Paula seguía bien, sus latidos oscilaban, así que la doctora me dijo que me iba a dejar esa noche ingresada a ver cómo evolucionaba, pero que si al día siguiente estaba todo igual me mandaba a casa pues no había ningún motivo para acelerar el parto, ya que todavía quedaban 3 semanas para la fecha prevista y la bebé estaba bien, pero no sé por qué, yo sabía que no me iba a ir a casa, lo sentía. Y llegó la cena a las 8 en punto de la noche. Y cuando me senté en la cama y me acerqué la bandeja para empezar, sentí una contracción muy muy fuerte y una especie de "pof" dentro de mi y de repente la cama empapada.

Ahora sí, estábamos de parto.

El parto

Sí señor, había roto aguas y no me había hecho pis como se le ocurrió decir al peke!!. Y a partir de ahí empezó a ir todo muy rápido. Mi madre me dijo que no probase bocado, llamamos a las enfermeras, las contracciones empezaron a ser rápidas e insoportables; madre mía! qué dolor más grande! Enseguida me volvieron a bajar y de nuevo allí estaba Antonio! ja ja ja, había vuelto. Yo estaba atacada, asustada y con muchos dolores, me cogió la mano y me dijo "tranquila, no tengas miedo, estate tranquila que todo va a ir bien". Se agradece enormemente. Me pusieron monitores y ya no podía soportar el dolor. Me pusieron anestesia epidural, cosa que también fue bastante dolorosa y no un simple pinchacito como me habían contado...Pero ¡¡qué narices pasaba!! cada vez me dolían más las contracciones. El peke que seguía haciendo alarde de una gran tranquilidad llamó a mi doctora y al anestesista que me inyectó un chute de golpe por la vía de la epidural, y a partir de ahí empezó a disminuir un poco el calvario. También me enchufaron gotero de oxitocina porque si no, al parecer con la epidural se iban a parar las contracciones.

Cada poco tiempo iba viniendo el matrón, Antonio para ver cómo iba la cosa. Según él, también con cada exploración iba ayudando a que Paula saliera. Mientras tanto nosotros, ya un poco más calmados, íbamos mandando mensajes tanto a la familia como a los amigos para contarles cómo iba todo. Las apuestas estaban reñidas a ver si nacía el 28 o ya el martes 29... Me desconectaron la epidural porque Antonio dijo que tenía que sentir un poco la presión en la zona para saber cuándo empujar.

En una de las veces que vino Antonio, me miró y me dijo. Estás de 9 cm. vamos a ir yendo al paritorio. Madre mía! Ahora sí que sí! ya venía mi niña! Y allá que nos fuimos; eso sí, cada uno por un lado porque a mi me tenían que preparar (poner en la camilla de parto, etc.) y al papá también (disfrazarlo de enfermero, con mascarilla y todo).

Y una vez ya estábamos todos, faltaba mi doctora! Estaba en una de las 3 ó 4 cesáreas que tuvo ese día. Antonio le llamó por teléfono, "Doctora, estamos a punto". Mientras llegaba, Antonio me iba diciendo cuando tenía que empujar. Cuando en unos minutos llegó mi doctora, nada más sentarse y mirar dijo "pero bueno!, si esto ya está!" Le preguntó a Ricky si quería ver la cabecita cómo estaba saliendo; él enseguida dijo SI ! Y yo salté como un resorte "Seguro???". Por favor, lo último que necesitaba era que se fuese al suelo en ese momento. Pero no se fue, le miré y le dije: "Tiene pelo?? Es morenita? Creo que es un momento que él no olvidará en la vida... Que emoción! En tres empujones, vi cómo de repente me ponían encima una cosita chiquitita muy muy blanquita que me daba miedo hasta tocarla. La doctora dijo, "pero si es un mico" y yo miré a Ricardo a los ojos porque no me lo creía, ya estaba aquí... Él tenía los ojos vidriosos y tampoco decía nada. Ninguno decíamos nada, sólo nos mirábamos. Creo que al rato pude decir "qué fuerte!"

Eran las 00:58 del 29 de Noviembre de 2011.





ESTO