sábado, 21 de abril de 2012

Parto paterno (parte 1)


Era allá por la, ahora lejana semana 37 y teníamos ya las citas para 'monitores', esto es algo que personalmente siempre me había llamado la atención, era como saber 'un poquito más' de la pequeña, escuchar su corazoncillo, ver los ritmos cardiacos y su frecuencia, el estado de las contracciones...,saber en definitiva, que todo va bien ahí dentro cuando el nacimiento se acerca.

Nadie podía imaginar que Paula llegaría antes que cualquiera de estas citas...

Fué en un momento de duermevela, pensando en el madrugón que me tocaba, encarando el duro comienzo de semana. Ángeles no paraba quieta, me acuesto, me levanto... los viajes de ida y venida al baño eran constantes. Inflada cual pelota sobre barcas a la deriva se contoneaba en su largo ir y venir.

Recuerdo que habíamos estado fuera toda la tarde del Domingo, habíamos pasado por casa de la Beli para echar una mano con su mudanza y nos habíamos dado una buena paliza. Ya de vuelta en casa, cabezota de mí, no cesé en el empeño de dejar preparada la maleta del hospital. Era algo que habíamos estado dejando pasar por unas cosas y otras, pero ya le había puesto fecha límite y tenía que cumplir... así soy yo.



Daba vueltas en la cama, el sueño me podía y el Lunes se encaramaba sigiloso mientras una voz me decía...
'Peke, estoy manchando, hay que ir al hospital'.


Tengo carnet de conducir desde recién cumplida la mayoría de edad, y cuando llevas a una parturienta de camino al hospital poco o nada importa si llevabas casi desde entonces sin conducir. 


Meter la maleta del hospital,todavía caliente y recién terminada en el coche fué todo un shock.
¿Y si no nos hubiera dado por hacerla aquella misma tarde?...

La oscura noche se cernía sobre la carretera, la Luna dibujaba claros y sombras a nuestro paso y aquello que parecían contracciones se aceleraban rítmicamente en el tiempo. No tardamos demasiado en llegar a nuestro hospital en Alcorcón, apenas nos cruzamos un par de coches en nuestro camino.

El ambiente era sosegado e increíblemente estabamos bien (vamos, que solo estábamos 'un poco histéricos'...) 'Es muy pequeña, es que es muy pequeña' repetía Ángeles entre contracciones...

La preocupación me comía por dentro, todavía nos quedaban 21 días para salir de cuentas (casi un mes!) y la idea de que Ángeles estaba manchando me erizaba los pelos, dolores síncronos y rítmicos que aceleraban su aparición a cada pocos minutos y un mar de dudas inundaban mi mente... ¿Estaba bien nuestro bebé? ¿de verdad estábamos de parto? ¿Estaba todo bien? y otra vez nos veíamos entrando por la puerta de Urgencias...




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