miércoles, 18 de abril de 2012

Y llegó el día... el gran día! (parte 3)

Y una vez en la habitación, todo iba pasando casi sin que me diera cuenta. Llegaron mis padres y hermanos; se notaba también que estaban emocionados e ilusionados, y no es para menos! Paulita llegaba por fin!

Yo estaba muy dolorida, muy cansada , y sobre todo nerviosa  pensando en lo que estaba por venir... Pero a su vez yo notaba que aquello se iba parando y que las contracciones ya no eran tan regulares, aunque eso sí, cada vez dolían más! Sobre las 8 de la mañana del Lunes 28, y tal como había dicho la doctora de urgencias nos bajaron a dilatación. despedida de la family que se quedan en la habitación con carita de estar pensando: "hasta pronto!! que sea muy cortito y que vuelvas enseguida con Paulita en los brazos!" Y la verdad es que sí volví pronto, pero con Paulita todavía en la barriga.

Cuando llegamos a dilatación la primera persona que me visitó en las cortinas (los boxes de la sala de dilatación son algo estrechos, lo justo para que entre la cama, la maquina de monitores y a duras penas tu acompañante) fue el matrón Antonio, que ya habíamos conocido en las clases de preparación al parto y que en varias ocasiones habíamos pensado, "ojalá nos toque con Antonio cuando demos a luz"... Y allí estaba, como caído del cielo, porque no sé cómo lo hace en esas circunstancias pero transmite mucha calma e inspira mucha confianza. Se presentó y yo le dije que ya nos conocíamos de las clases de Matronasur; me tuve que quitar el gorrito verde de plástico que te ponen nada más bajar para que por fin localizase mi cara! Me volvió a explorar, esta vez con algo menos de dolor que en urgencias pero añadiendo que poco a poco cada vez estaba más incomoda y molesta. Seguía dilatada de 1 cm., me enchufaron de nuevo a monitores y se despidió de mi porque tocaba cambio de guardia y llegaba Alberto (el otro matrón que también conocíamos de las clases) y mi doctora, María Dolores Higueras Conde.

Al cabo de una media hora más o menos, tenía pocas contracciones y bastante irregulares, pero todo apuntaba a que Paula estaba bien y eso me tranquilizaba. Alberto me volvió a explorar (de nuevo los dolores insoportables), después vino mi doctora y me volvió a explorar, uffff, de verdad que se hace casi inaguantable. Alberto pidió que me trajeran un zumo porque no había desayunado y al parecer aquello iba para largo... También me pusieron un gotero de suero glucosado a ver si Paulita se empezaba a mover más y aceleraba el proceso, pero nada. De hecho pensaron que era mejor que me subieran de nuevo a la habitación porque iba muy lenta y allí estaría más cómoda. Me subieron, y al menos allí estuvimos con la familia, más distraída y caminando de un lado a otro del pasillo de las habitaciones a ver si eso hacía que avanzáramos un poco! SEGUNDO ASALTO!!



Como detalle gracioso, decir que se me olvidaron en casa las zapatillas (algo había que dejarse...) y pedimos a mi hermana y madre que me trajeran unas y ...... qué lástima no tener una foto de las mismas! Eran negras y con unas flores bordadas un tanto "chinescas", pero aún así, eran la mejor opción; las otras eran unas botitas de borreguito con cuadros morados y negros!! Lo que te digo, digna de ver! Pero eso sí, caminando por el pasillo de arriba abajo, ¡antes muerta que sencilla!. Por cierto, creo que Ricky tenía más vergüenza que yo...

Y pasó la comida, y por la tarde volvió mi doctora para explorarme de nuevo (sí..., otra vez, que horror) y me volvieron a poner monitores y aunque había contracciones (Juan Luis tiene un vídeo que da fé de ello) no eran muy regulares y Paula seguía bien, sus latidos oscilaban, así que la doctora me dijo que me iba a dejar esa noche ingresada a ver cómo evolucionaba, pero que si al día siguiente estaba todo igual me mandaba a casa pues no había ningún motivo para acelerar el parto, ya que todavía quedaban 3 semanas para la fecha prevista y la bebé estaba bien, pero no sé por qué, yo sabía que no me iba a ir a casa, lo sentía. Y llegó la cena a las 8 en punto de la noche. Y cuando me senté en la cama y me acerqué la bandeja para empezar, sentí una contracción muy muy fuerte y una especie de "pof" dentro de mi y de repente la cama empapada.

Ahora sí, estábamos de parto.

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