lunes, 30 de diciembre de 2013

Adiós 2013!

Tal como vino, se va. Mucho más rápido de lo que me ha dado tiempo a procesar.

¿Será que ver crecer tan rápido a Paula influye en que la percepción del tiempo, los días y los meses, sea fugaz como la más rápida de las estrellas?. Quizá... Pero lo que es seguro es que no me ha dado tiempo ni a saborear este año, que pasa con más pena que gloria, pero con más amor si cabe que ningún otro.

Disfruto como nadie podría imaginar (verdadverdaderaqueesasí), de cada minuto al día que paso con mi hija, canto, juego, bailo y sobretodo nos reímos y besamos a todas horas. Me produce cierta gracia lo que me cuesta imaginar y pensar en cómo era la vida sin ella, sin que estuviera en nuestras vidas. Aprende a toda velocidad a todo. A hablar, a correr, a jugar, a demostrar sentimientos... Y yo la voy siguiendo a distancia y con la lengua fuera, porque la mayor parte del tiempo me quedo como una boba, maravillada al verla hacerse una niña mayor tan rápido.

Y a pesar de todo esto, si miro atrás este año, la imagen que más se hace patente en nuestras aceleradas vidas, es esa prisa, ese correr de los días, contemplándolos pasar uno tras otro, y a veces hasta deseando que así sea. ¿Para qué?... Pues no lo sé exactamente... Supongo que para que lleguen momentos que creemos mejores. Para que lleguen esas vacaciones, ese festivo, esa estación preferida, o cualquier otro acontecimiento.

Y ESO NO PUEDE SER. Rotundamente no. Eso tiene que  cambiar y es mi firme propósito para este nuevo año. Si algo me ha enseñado y reconfirmado mil veces este año, es que la vida pasa rápido, con lo bueno y con lo malo, que no hay mejor momento ni más bonito, que este  mismo. Y mientras estemos aquí, qué mejor que disfrutarlo a tope. Es más que tópico, pero cuántas veces lo olvidamos.

No puedo evitar enredarme a veces en pensamientos de cambio. No me gusta del todo ni todo lo que hay en mi día a día, y pienso mucho en ello últimamente. No es malo, me parece bueno y productivo hacerlo. Pero hay que dar pasos. Pasitos pequeños aunque sea, pero ir avanzando. Como nos enseñaba ese barrendero en el gran libro de "Momo", todo es mucho más fácil si la meta es sólo el siguiente paso, y no pensamos en todos los que nos queden por dar hasta lograr el objetivo final.

Mientras tanto, y sin parar de crecer y avanzar, sin dejar de soñar y de imaginar, ¡hay que vivir!. Vivir y ser felices, y hacer felices a los que queremos. Día a día, minuto a minuto. Porque si algo nos han enseñado los que nos han dejado en este 2013, es que el tiempo que estemos, hay que aprovecharlo precisamente para eso, para eso tan sencillo que hacemos tan complicado, ser felices y hacer felices, disfrutando de las pequeñas cosas, de las personas, de la naturaleza. Al final es lo que importa.

Miro a mi hija como duerme plácida a mi lado en este momento, sin pensar ni cuestionarse nada de años nuevos ni viejos, sin saber que mañana acabará uno para dar paso a otro más, sólo descansando después de un gran día lleno de emociones y de aprendizajes, de un gran día tanto como lo será mañana, y pasado y el otro. Para ella todos valen como "gran día". La miro y pienso que tienen taaaanto que enseñarnos de la vida y la felicidad estos peques.

Así que me gustaría acabar este 2013, con este pensamiento positivo para todos los días que tienen que venir. Como diría el gran maestro, mi admirado y sabio Sabinilla...

"Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así,
aprovecharlo o que pase de largo, depende en parte de ti...

... Hoy puede ser un gran día, imposible de recuperar,
un ejemplar único, no lo dejes espapar".

Pues eso, a disfrutar se ha dicho del festín!!

¡¡¡FELIZ 2014!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ESTO